El día que hace demasiado frío como para quedar en las mejores terrazas de Madrid sabes que se acabó lo que se daba. En esta ciudad en la que el terraceo es una religión, o al menos es la afición más común, cuando empieza a llover parece que tienen que llegar las tardes de pijama prematuro y sofás donde anidar.
Pero como dice el manido dicho: la cabra tira al monte. Los madrileños con tal de no quedarse en casa se lanzan en busca de las terrazas cubiertas en las que pasar el otoño y el invierno, porque una caña con amigos siempre es buen plan de fin de semana.


Grama bar tiene una playa caribeña justo al lado de Sol. En este restaurante venezolano ven con buenos ojos unas sandalias en pleno diciembre y que te pidas el cóctel con mucho hielo porque su planta de abajo está cubierta con arena. Acompañarlo con unas arepas y unos tequeños es la terapia de choque definitiva para afrontar los días fríos.




Fellina tiene una terraza cubierta con un aire al Trastevere romano, perfecta para recordar los viajes de verano. La cocina cumple todos los requisitos de un buen restaurante italiano: buena pasta al tartufo y mejor tiramisú.




La terraza acristalada de Pipa & Co se ha convertido en clásico madrileño: llena de plantas, luminosa y con un toque romántico. Su éxito se demuestra en los tres locales que tienen ya repartidos por la ciudad, y además de la apuesta segura de su carta con sus menús fusión y brunch de fin de semana.




La Antoñita es un restaurante de La Latina, con una historia y una carta curiosa. Esto fue una antigua jabonería —que inspira el postre de pastilla de jabón hecho a base de chocolate— pero también fue parte de una posada que estaba pegada a la antigua muralla de Madrid de la que aún se pueden ver los restos. Su ahora encantadora terraza cubierta era donde descansaban las mulas de los viajeros. Mucha historia en pocos metros.
5. Doña Luz
Entre los rooftops madrileños también hay espacio para alguna terraza cubierta, como la de Doña Luz, en la que obnubilarte con el cielo y tejados de la capital, pero sin pensar mucho en la temperatura. Es perfecto para acompañar el tapeo de buena bebida en una cita especial.




Tienda de moda y accesorios para el hogar por abajo, terraza de invierno preciosa por arriba. La luz se cuela entre las plantas y la climatización nos mantiene a la temperatura ideal para tomar algo sin echarnos a temblar. Es un oasis elevado en pleno centro al que nadie puede resistirse. El resto de los restaurantes de Salvador Bachiller, entre los que destaca Bloom, también están entre los locales más instagrameables de Madrid..




En Doña Tecla transforman la terraza para cuando bajan las temperaturas con una jaima y calefactores repartidos por las mesas. Este restaurante te alegra el día sí o sí con sus plantas y sus luces íntimas iluminando cuando cae la luz. Aquí el tiempo no es una excusa para disfrutar de una comida al aire libre.




Después de un paseo por El Retiro (aunque sea con gorro y bufanda) es fácil acabar recorriendo el barrio Salamanca y toparte con el Escondite de Villanueva. Sirven comida mediterránea desde la mañana hasta la noche, así que es perfecto para picar algo cuando te lo pida el cuerpo, además su brunch anima cualquier domingo.
El Jardín de Arzábal está pegado al Museo Reina Sofía y su terraza cubierta es una de las más apetecibles de Madrid tanto en invierno como en verano para huir del calor. Su carta se adapta a las temporadas, se definen como “cocina de mercado y culto al producto”, aunque sus croquetas de jamón ibérico y leche de oveja son perennes.
10. Rocacho




Rocacho se define como un asador moderno, tanto por su carta como por su espacio. Lejos de la decoración castellana de los antiguos restaurantes de carne de Madrid, la luminosidad de su terraza cubierta y la sencillez de mueble escandinavo habla también de cómo han actualizado los platos más carnívoros, sin artificios. Aunque tampoco se pueden pasar por alto sus arroces y postres.
Fuente: madridsecreto.co