La Palma: eternamente joven – Houdinis

La Palma no se ha ganado el nombre de la Isla Bonita porque sí, ya que también cuenta con sus propios truquitos para una vida plena. Mientras, tú te miras de nuevo las arrugas en el espejo; necesitas un puñado de sal, un cielo de estrellas y un baño de bosques. Allá que nos vamos. La Palma es hoy más que nunca un ave fénix y despierta al mundo con más colores, más contrastes, más fuerza. Lo descubres cuando llegas a Santa Cruz de La Palma, con sus coloridas fachadas y el sol prometiendo nuevas aventuras. Unas papas con mojo, un trocito (o un queso palmero entero) y un barraquito bien de canela, elixir que garantiza el mejor viaje en el tiempo.

El primer indicio de esta metaruta lo encuentras en Porís de Candelaria, en el municipio de Tijarafe, un conjunto de casitas ubicado en el interior de una enorme cueva. Volvemos del pasado, los acantilados dibujan nuevas líneas de expresión y la tierra habla con el mar como en ningún otro lugar. 

También lo dicen las Salinas de Fuencaliente y su paisaje  marciano junto al faro. Y el Charco Azul, un conjunto de piscinas naturales donde podríamos hacer el ángel de espuma de día y de noche, pero no nos adelantemos. 

La paleta cromática de La Palma seduce por sus contrastes: pasamos de la oscuridad de los volcanes al verde superlativo del Bosque de los Tilos, uno de los bosques de laurisilva más bellos del mundo.

La Caldera de Taburiente ruge, invitando a una ruta épica que aceptas con los ojos cerrados, porque en La Palma uno siente que puede con todo. Fincas salpicadas entre los surcos, alguien cargado con una mano de plátanos y la brisa atlántica tan cargada de secretos, de historias. 

Déjate mimar, que el menú local se saborea mejor entre paisajes palmeros, con chicharrones para empezar, seguido de costillas y piñas, como aquí llaman a las mazorcas. El Bienmesabe es el postre estrella de La Palma a base de una explosión de almendras y la fruta, ¡ay la fruta! Aguacates, mangos y plátanos; tu cesta no puede quedarse vacía. 

Ha llegado el momento de iniciar la Ruta de los Volcanes, entre el Refugio del Pilar y Fuencaliente, pero con una sorpresa: la apertura del paso por el Parque Natural de Cumbre Vieja, escenario donde tuvo lugar la erupción que nos mantuvo en vilo durante más de tres meses en 2021. A través de esta ruta no podremos ver el nuevo volcán de La Palma (aún sin nombre) pero sí las coladas de lava y el territorio más joven que formó

Finalmente, alcanzas las Cumbres de la isla, donde descubres el olor de las nubes. Podrías subirte a una y dar la vuelta al mundo, pero prefieres quedarte. La Palma es como una vieja amiga que nunca te suelta.  El Observatorio Astrofísico te confirma por qué la isla canaria es un Destino Starlight: porque duerme bajo un cielo que se presta como pocos a la observación de estrellas. 

Has dejado tanto atrás, la mochila pesa menos y el Roque de los Muchachos se convierte en la elipsis de un viaje al pasado por la Isla Bonita. Pides un deseo al firmamento, ¿cuál es el siguiente juego? Ya no necesitas un espejito para comprobar tus arrugas. Bajo los cielos de La Palma es fácil volver a ser un niño.


Fuente: Houdinis

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