“Ahora, para hacer bien el amor, hay que venir al centro de Madrid”. Con este y otros cuestionables juegos de palabras basados en canciones que forman parte del imaginario popular presentó este miércoles la nueva plaza dedicada a Raffaella Carrà el concejal del distrito Centro, José Fernández.
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Situada frente a los números 43 y 45 de Fuencarral, este ensanchamiento de la calle se convierte ahora en un lugar dedicado a la alegría y la diversidad. La placa de azulejos en la que desde hoy puede leerse el nombre de la Plaza aparece acompañada además de un retrato de la artista italiana.
Al acto asistieron también la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís; la delegada de Cultura, Turismo y Deporte, Andrea Levy; el embajador de Italia, Riccardo Guariglia; familiares de la artista italiana y representantes de de entidades y asociaciones LGTBI+, así como de los grupos políticos municipales. Estaban presentes Rita Maestre o Mónica García, no en vano esta iniciativa hoy materializada partió de Más Madrid.
Por supuesto, y pese a un sol cegador, tampoco faltaron decenas de curiosos que han arropado con sus aplausos este gesto por la memoria de Raffaella. Incluso se han lanzado a cantar y bailar algunos de sus hits. Entre la multitud han destacado dos hombres customizados para la ocasión con camisetas de la artista.
Villacís calificó a la italiana como “una reina”. Cree que el rostro que queda inmortalizado en la placa sintetiza su esencia: “Aparece con el mentón alto, que no altivo. Y así fue ella: orgullosa y trabajadora, pero siempre humilde”. Riccardo Guariglia ha destacado por su parte que su compatriota fue una auténtica “embajatriz” de Italia en España. Desde luego para definirla hace falta inventar vocablos.
El espacio elegido para el recuerdo de la Carrá (Bolonia, 1943 – Roma, 2021) está ubicado en Malasaña, camino de Chueca, en el cruce de las calles Fuencarral con Augusto Figueroa. Se encuentra junto al antiguo Mercado de Fuencarral, que ahora ocupa una gran superficie de productos deportivos. Es un enclave repleto de terrazas de hostelería, que algunos conocen como plaza del Olivo por el ejemplar de esta especie que se encuentra en su centro. Hasta ahora, porque aunque todo el mundo aprecia los olivos, las aceitunas o el aceite, queremos todavía más a Raffaella.
Con la nueva denominación se cumple el acuerdo del Pleno de la Junta Municipal de Centro, celebrado en octubre del pasado año. Madrid rinde así tributo a una cantante con fuertes vínculos profesionales y personales con la ciudad.
Rumore, rumore en el Orgullo
La placa para Raffaella Carrà llega con el respaldo de todos los grupos políticos municipales salvo Vox, que se abstuvo. Villacís ha valorado este consenso, incluso ha dado las gracias a “quien no votó en contra”. Un comentario que ha causado cierto murmullo en un acto donde no han faltado los discursos en defensa del colectivo LGTBIQ+ y que se ha celebrado en el marco de un Orgullo ya revuelto.
La reciente cancelación de algunos conciertos se añade a una edición que ya arrancó con polémica en su presentación, ante la negativa del alcalde José Luis Martínez-Almeida a colocar la bandera arco iris en la fachada del Ayuntamiento. La reprimenda de la presidenta de FELGTBI+, Uge Sangil, sirvió de excusa a algunos representantes populares para abandonar aquel evento. “La bandera se lleva por dentro”, declaró José Fernández mientas se marchaba. Hoy, en cambio, el concejal del distrito Centro celebraba este reconocimiento público de una mujer comprometida con el colectivo, de hecho ha destacado esta faceta de la cantante de ¡Qué dolor!.
Lo cual, en honor a la verdad, no es para menos. “Es increíble que a estas alturas tengamos que reclamar estos derechos”, declaró en 2017, cuando fue nombrada reina del Orgullo en la Embajada de Italia. Además, las canciones de la también presentadora suelen sonar durante estas celebraciones orgullosas.
En cualquier fiesta, de hecho, y este homenaje no podía ser menos. El grupo Sonora ha puesto música al acto con tres de los temas más famosos de la artista: Fiesta, En el amor todo es empezar y Hay que venir al sur. Este último ha contado además con una íntima y emocionante interpretación de dos jóvenes bailarines pertenecientes a LGTBailamos.
Al término de las actuaciones, una señora mayor se ha acercado a la cantante que ha tenido el reto de versionar canciones que todo el mundo asocia a la voz, el estilo y la interpretación de la Carrà. “Me ha encantado, qué orgullosa estoy de ti”, le ha dicho. Era su abuela. Y solo así, con orgullo, cariño y una unión que traspasa generaciones, podía terminar un homenaje a Raffaella. Adiós, amiga.
Fuente: ElDiario.es – Malasaña