Como si de un primo hermano del Chelsea Hotel se tratara, el Hotel Monterey es un hotel barato que se abre camino por la jungla neoyorquina como un refugio de artistas marginales, desheredados, de gente pobre que aún no ha sido arrojada a la calle. En esta película, nos adentraremos en sus pasillos y sus formas arquitectónicas desde la apaciguada cámara de Chantal Akerman.
«Mi cine utiliza la táctica de la tierra quemada», dijo en una ocasión Chantal Akerman.
Palabras que cobran sentido cuando nos enfrentamos a sus películas, que no hacen prisioneros, atravesadas por corrientes de soledad y dolor, alejadas de las narrativas convencionales y los modelos industriales del cine. Su obra forma un cuerpo de pensamiento y emoción sin equivalente en el arte del último siglo. Su reciente reivindicación es una oportunidad única para regresar y poner en valor a esta artista fundamental, que sigue asombrando y emocionando.
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Fuente: madridcultura.es