Alentejo: un verano fuera de ruta

Elegir el mejor destino para las vacaciones de verano no es tarea fácil: que si los precios, que si los tópicos, el “sol&playa” de siempre, las colas de instagrammers en la calle de un pueblo de colores, bien de azul, y yates, ¿en serio? Toca burlar los tópicos y buscar nuevos aires, llegar a la playa en bicicleta, contar estrellas y descubrir hoteles donde la ruralidad sea lo más cercano a una religión. Y así a bote pronto, se me ocurre el Alentejo, el lugar favorito de Christian Louboutin, de Mourinho o Carla Bruni, entre otros muchos.

Y es que pocos pueden resistirse a la magia de este rincón de Portugal  y el ‘slow travel’ que inspiran sus viviendas flotantes – como los barcos-casa de Amieira -; el sabor de un buen vino alentejano o la historia que susurra en las ciudades de Évora y Elvas, ambas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Hay conciertos en castillos medievales y hasta una capilla de huesos, sí, sí, construida en el siglo XVI por un fraile franciscano. Volver a la vida, mirar el cielo tan despejado y dejar que la vegetación de esa plaza te envuelva, como si nunca hubieras abandonado el pueblo de los abuelos. 

Es la ruralidad hecha verano: ahí tenemos hoteles country.chic donde sucumbir a las herdades, casas de campo típicas rodeadas de viñedos. Y correr entre alcornoques para comprender por qué Alentejo es sinónimo de corcho – la Grande Rota do Montado lo confirma -, o perderse en un taller de artesanía donde la cestería inspira un picnic improvisado. O incluso mejor: sucumbir a una gastronomía que supone una extensión de cualquier verano en Alentejo.

Alentejo, tierra llena de flamantes restaurantes de estrella Michelín y estrella verde, que no pueden faltar en tu lista. Tan hogar, tan de antaño como tomar la bicicleta hacia lo desconocido. Aunque si buscas ideas, nada mejor que perderse por la Ruta Vincentina. 450 kilómetros de turismo activo y contacto con la naturaleza donde saltar entre pueblos y hacer la estrella de pasto en una llanura.

Ruta Vicentina

Aunque si eres marino, el Trilho de Pescadores sigue la costa de Alentejo durante 125 kilómetros de acantilados, playas y pueblos pesqueros. O asomarte al lago Alqueva y elegir entre los 11 caminos de la Ruta Transalentejo, seguir el río Guadiana hasta el mar y sentir la llamada de las olas.

Las actividades náuticas son las grandes protagonistas de una costa atlántica donde el surf y el windsurf evocan un día de playa diferente. Tantas banderas azules y, con esas vistas al oeste, ¿cómo resistirse al mejor atardecer? El cielo aquí parece contener toda la belleza del planeta, especialmente cuando asciendes, sientes algo de fresco y qué mejor que vestirse con un manto de estrellas. El Observatorio Dark Sky Alqueva, el más grande de Europa Occidental, es punta de lanza de un Alentejo certificado como Starlight Tourism Destination

Y es que existen otros veranos alejados de las rutas de siempre. Estíos entre playas que aún no conoce Instagram y cielos que te acercan algo más al universo. Es lo que ocurre cuando te alejas de la ruta establecida: que puedes descubrir un pedazo de eternidad.


Fuente: Houdinis

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