Este año ha roto con las perspectivas que se tenían del anterior. Cuando finalizamos 2021 se esperaba que para este año la política monetaria de los bancos centrales no se alterara demasiado en la óptica de la recuperación económica. Pero este año hemos visto una inflación desatada, lo que ha cambiado el escenario previsto. Desde la Reserva Federal, han subido los tipos ge interés un del 0% al 0,25%, a entre el 3,75% y el 4%, el ritmo de aumento de tipos más rápido registrado. Estamos al frente del incremento de tipos más rápido de la historia reciente.
Lo más llamativo es que, en términos generales, las bolsas firmaron su máximo justo al empezar el año, y de ahí hacia los descensos. En Estados Unidos vimos el cierre de los 4.796,6 puntos en el S&P500 en la primera sesión del año, y en todo este 2022 no hemos vuelto a esos niveles. En la primera mitad de 2022, el S&P 500 cayó un 21%, siendo el peor comienzo de seis meses de un año desde 1970.
En una óptica más cercana, el Stoxx600 vio sus máximos el segundo día hábil (492 puntos). El Ibex en este caso ha sido una ‘rara avis’ y es que al presentar una composición del índice más vinculado al siglo XX, se ha librado del varapalo de las tecnológicas y firmó sus máximos el 30 de mayo (8.930 puntos).
En términos globales se han evaporado 14 billones de dólares en el mercado de acciones. El S&P500 cerrará el año con una caída del 19%, la bolsa tecnológica, representada por el Nasdaq, pierde un 33% y el Ibex ha aguantado este año frente al resto, pues se deja un 4,5%. También ha habido convulsión en el mercado de bonos, con las subidas de tipos. Los bonos estadounidenses a diez años y los bonos alemanes, los puntos de referencia de los mercados de préstamos globales y los activos tradicionales en tiempos difíciles, perdieron un 16% y un 24%, respectivamente.
Y en el mercado de divisas debemos destacar la fortaleza del dólar y la debilidad del resto. El índice se ha marcado una subida del 8,4%. En el caso del euro/usd, el par pierde un 6% y quedaría cerca de los 1,07 dólares. Un dólar fuerte ha sido un refugio seguro para los inversores y la criptonita de muchos activos de riesgo. El peso del dólar reduce los beneficios de las empresas estadounidenses que dependen de las exportaciones y penaliza a los socios comerciales estadounidenses.
Las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero sacudieron los mercados mundiales de alimentos, combustibles y fertilizantes, ejerciendo una mayor presión alcista sobre los precios. Los precios de la energía dominaron los titulares en 2022 y fueron el principal impulsor de la inflación general. La invasión de Rusia llevó los precios del petróleo crudo por encima de los 125 dólares por barril.
El mercado sufrió su mayor caída en más de un año el 7 de marzo, cuando los precios del petróleo se dispararon. Desde un punto de vista económico, los precios de la energía han estado cayendo desde la invasión de esta primavera y en realidad se cotizan por debajo de donde estaban antes de que comenzara la invasión. Pero sin una solución a la vista y una amenaza nuclear del Kremlin, el resto del mundo está muy preocupado por el aumento de los precios de la energía.
2022 ha sido un desastre para los inversores en criptomonedas. Un mercado bajista en todos los activos de riesgo congeló profundamente los criptoactivos, enviando a Bitcoin, el más común de todos, un 70% por debajo de sus máximos. Las quiebras y los retiros de divisas por parte de corredores de criptomonedas como FTX, BlockFi y Celsius Networks han eliminado miles de millones de dólares en cuentas de clientes y han afectado gravemente la confianza de los inversores en el mercado de criptomonedas en general.
Los reguladores han rechazado a los corredores de criptomonedas durante varios años, pero el reciente colapso de múltiples intercambios podría hacer que se intensifiquen los esfuerzos para imponer barreras a la industria en 2023. Los reguladores europeos ya han anunciado su intención de hacerlo.
Fuente: El Blog Salmón