Las largas noches de fiesta y música de Kapital son de sobra conocidas por todos. Lo que muchos (por ahora) desconocen es el restaurante que el mítico edificio acoge en sus dos últimas plantas. Se trata de un espacio cosmopolita y futurista, donde los responsables de la sala proponen un nuevo concepto de restauración y entretenimiento, que deja de estar vinculado exclusivamente a la noche. Es más, una vez entras por la puerta de este deslumbrante espacio, olvidarás por completo que tus pies se encuentra una de las salas de baile más potentes y visitadas de la ciudad.
Si te llevaran con los ojos vendados y te quitaran la venda cuando estés en el restaurante pensarías que has realizado un viaje en el tiempo, y es que la estética futurista de Quintoelemento está inspirada en la película de Luc Besson ‘El Quinto Elemento’ (1998). Ya una vez te sientes en la mesa, directamente lo vas a flipar, pues sobre todas las cosas, más allá de la decoración y su sorprendente localización, aquí se come de lujo.
Supervisada por el chef Juan Suárez de Lezo (Arzak, El Bulli, Perse), la oferta gastronómica de Quintoelemento tiene una clara vocación cosmopolita, de ahí su eclecticismo y la proliferación de sabores internacionales. Sobre el papel muchas de sus propuestas podrían clasificarse de casual (lógico en un restaurante que abre de forma ininterrumpida durante todo el día) pero éstas siempre se elaboran con materias primas de la más alta calidad. La etiqueta más adecuada sería cocina mediterránea, equilibrada y con numerosas pinceladas latinoamericanas y asiáticas. algunas elaboradas en el sushi bar tradicional que se instala al fondo de la sala.
EL MEJOR PESCADO, PROTAGONISTA DE SUS 2 CARTAS
Aquí es donde se sirven algunos de los bocados más sobresalientes de Quintoelemento, desde el Nigiri de Gamba roja a la brasa con jugo de carabinero o el de Vieira con crema de trufa, hasta el Gunkan de Ostra y caviar que lleva a nuestro paladar todo el sabor del mar. La calidad de esta barra nos anticipa también excelentes composiciones de su equipo de cocina con los pescados que adquieren desde aquí a las principales lonjas del país. Por ello, a la lista de imprescindibles, debemos añadir también el Tartar de calamar, vieira y yema curada, el Tiradito de salmón marinado y la Anatomía de atún, plato que hace un recorrido por las partes más nobles del atún salvaje, ¡maravilla! Si sois amantes de las ostras, incluidlas en la comanda, ya sea al natural o marinada con punzu, os van a dejar con la boca abierta.
Las incondicionales de la carne también van a disfrutar de lo lindo con su Cebón de vaca y el Steak tartar con encurtidos y corteza vegetal, de los más increíbles que hemos tenido oportunidad de probar. Otras opciones que entusiasman son el Guiso de carrilleras ibéricas, que se incluye en su sección de platos al wok, y el Dumpling de ternera, uno de los excitantes bocados con los que sugieren estrenar el menú.
Para el postre, tenéis dos opciones: excusaros en vuestra conciencia y pedir un postre para compartir (en ese caso, optad por la Tarta de dos quesos), o daros un auténtico festín con la tabla que contiene sus cinco postres y ponedla en el centro.
TODO UN ESPECTÁCULO AUDIOVISUAL
No engañamos a nadie si decimos que, además de la comida, para la gran mayoría del público el principal reclamo de Quintoelemento es el novedoso y envolvente espectáculo audiovisual que ofrece a los comensales, con gigantes pantallas led interactivas, video mappings y una gran cúpula retráctil de 180 m2 donde se proyecta contenido de ultradefinición 4K. Este avanzado sistema consigue dar al cliente la sensación de estar en el oceanogràfic con medusas y ballenas nadando por encima de su cabeza o cenando en cualquier rascacielos del mundo. Además, si el tiempo lo permite, la cúpula se puede abrir completamente para disfrutar del cielo de la noche madrileña.
La sexta planta -no menos singular- cuenta con un espacio de 300m2, destinado a eventos, cenas de grupos reducidos que exigen más intimidad o veladas privadas. No pasa desapercibida aquí su enorme bodega acristalada, que alberga una cuidada selección de más de 150 referencias y que hará muy felices a los amantes del vino.
El diseño de ambos pisos -desarrollado por la arquitecta Carolina García García y el equipo creativo de Grupo Kapital- recoge la esencia de los elementos naturales tierra, fuego, aire y agua: desde la madera de roble y pino del mosaico de madera que cubre las paredes hasta el ónix rojo del sushi bar, el alabastro de la rececpción o el mármol contrailuminado de la barra de coctelería. Aquí, precisamente, es donde os aconsejamos terminar la velada, una vez irrumpe en la sala su equipo de DJs. Su Mojito de shochu (shochu, sirope de shisho y espumoso de sake) o el refrescante Tanoshi (ginebra rosa, frutos rojos y eucalipto) bien merecen la pena. Esto es una experiencia para todos los sentidos y no puedes vivirla de forma incompleta.
¡Valóralo!
Fuente: Madrid Diferente