Nuestra vida se rige por rituales: guardamos el nórdico cuando empieza el buen tiempo, clavamos la sombrilla en verano y nos proponemos nuevos proyectos en septiembre, ese otro Año Nuevo. Sin embargo, existen hábitos que no entienden de estaciones, tan solo de la oportunidad perfecta para desconectar y perderse allá donde siempre hay algo nuevo que descubrir. Y así, a bote pronto, el primer lugar que se nos viene a la mente es Madrid.
La ciudad de los bocadillos de calamares siempre permanece como un faro de interior al que escapar en busca de nuevos estímulos, de recalibrar los sentidos. Meca de las compras y el ocio, Madrid ofrece tantos atajos como experiencias en cada rincón. Así que llévate la agenda pero si la olvidas en el tren, casi que mejor.
Si lo que te ha atraído a Madrid es el lujo: Chanel, Louis Vuitton, Loewe y Manolo Blahnik se dan cita en el barrio Salamanca. Un paso de cebra y ya corres como Carrie Bradshaw por la Gran Manzana en dirección al centro. Esta temporada un nuevo protagonista se suma a la Milla de Oro madrileña, ni más ni menos que la Galería Canalejas. A unos pocos metros de Sol, este espacio de ocio y compras de lujo promete convertirse en la nueva Torre de Babel de la jet. Aunque si tu estilo es otro, a Madrid no le importa.
Los barrios de Malasaña, Chueca, Triball y Salesas engloban las tiendas más bohemias y vanguardistas de la ciudad. Bien de Frida Kahlo en los escaparates, camisas vintage cuyos diseños no existen en otro lugar y hasta DJs en directo mientras te pruebas trapitos. Perderte por Fuencarral sin manos suficientes para cargar tantas bolsas. Tradición y modernidad en las calles de Arenal y Carretas, donde los comercios centenarios, con sus abanicos y alpargatas, permiten una pausa para comprar lotería en Doña Manolita.
Si viajas en domingo, procura dejar tiempo para El Rastro, tan lleno de alhajas y láminas, de bisutería mística y chupas rockeras. Enlaza con La Latina, un pinchito, quizá perderte en su mercado o acudir al teatro. Lo impensable florece en Madrid en forma de conciertos, obras de teatro, exposiciones y shows eclécticos. Pero esto es solo el principio.
El musical de El Rey León es el evento que llevas esperando disfrutar desde hace 10 años. Los conciertos de las Noches del Botánico ya han invitado a Belle and Sebastian. Y a Pablo Alborán, León Benavente o Wilco. Junio y julio Madrid se disfruta mejor entre rooftops y cines al aire libre, exposiciones de arte naif y un viaje inmersivo a la obra de Klimt. Hay tantos caramelos en la bolsa, bullicio y jardines en los que pasear, como restaurantes donde descubrir un sabor nuevo. La agenda se queda corta, sobran huecos y faltan días. Aún no has aprendido que a Madrid, como mínimo, se viene una vez al mes.
Fuente: Houdinis