El gasto en pensiones se desboca en 2023, cada vez el gasto social está dirigido a un grupo concreto

El Gobierno ya tiene por fin sus presupuestos para 2023 después de negociaciones y tiras y afloja con sus socios y demás partidos políticos. Ya ha aprobado un cuadro macro marcado por la crisis inflacionista que sufrimos y que va a recortar el crecimiento del año que viene al entorno del 2%, según sus estimaciones.

Y de entre todas las novedades que se han anunciado, hay una que llama poderosamente la atención. Que era esperada, pero no pensábamos que finalmente el Ejecutivo llegaría a tanto. Pero ha llegado: el gasto en pensiones.

Sí, se revalorizan en función del Pacto de Toledo y subirán el año próximo nada menos que un 8,5%, que es la previsión de la inflación media anual. Por lo tanto, si finalmente sube más, pues…será más.

Vaya, que el Gobierno ha dejado muy claro con estos presupuestos a qué colectivo quiere cuidar y con el que va a hacer un esfuerzo que no va a hacer con los demás. Y, lo sentimos, pero las comparaciones son odiosas y reforzar a los jubilados frente al resto no va a solucionar nada, al revés.

Una decisión que lastra el consumo

Esta subida de las pensiones supone el mayor incremento en gasto del Gobierno en 2023, pasando de unos 170.000 millones en 2022 a 190.000 el año que viene. Y aunque el Gobierno quiera sacar pecho como que hace un gran esfuerzo por el gasto social con estos presupuestos… de los 26.000 millones más de gasto social que ha incorporado, 20.000 se van a las pensiones. Muy equitativo no ha sido, desde luego.

Y ello va a recurrir de nuevo a la hucha de las pensiones, por primera vez en 13 años hará una aportación de más de 2.000 millones para poder costear esta revalorización y también la llegada de nuevos pensionistas al sistema (con esto sabemos que tenemos una bomba demográfica entre manos que cada año se notará más).

Sea como sea, se está pegando un tiro en el pie. ¿Por qué? Porque el no dar tregua a ningún otro colectivo a parte de prorrogar el abono gratuito de tren y alguna cosa más sin mucho impacto, implica reducir la capacidad de gasto de básicamente toda la población menor de 65 años.

¿Y eso a qué nos lleva? A una recuperación mucho más lenta, porque señores, los pensionistas no destacan por su elevado gasto. Por lo tanto, ellos pueden mantener su nivel de vida con un gasto menor a los demás, que tendrán que pagar más por todo sin ninguna ayuda de ese tipo tan directa.

Porque sí, se baja IVA de luz y gas y demás, pero a efectos directos, eso no va al bolsillo de la gente. Por lo tanto, quedan (quedamos) desamparados frente a los jubilados. Ah, y los funcionarios, aunque realmente tienen más miramientos con los pensionistas.

Sí, el próximo año hay elecciones y el Gobierno ya juega sus bazas, pero se olvida de las familias, de los jóvenes…Esos también votan, recuerden.

Fuente: El Blog Salmón

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