Ricardo Velázquez Bosco ha sido uno de los grandes diseñadores de parte de los edificios institucionales más importantes de finales del siglo XIX y principios del XX
Este arquitecto fue el creador del Palacio de Cristal y del de Velázquez del Retiro, entre otros espacios madrileños
Este 2023 se conmemora el centenario de su fallecimiento devolviendo a la luz sus obras
Quizás su nombre no te suene mucho, pero sin sus obras el Madrid de hoy no sería el mismo. El Palacio de Cristal y el de Velázquez del Retiro, la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid, el actual Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación o la Sede del Ministerio de Educación y Formación Profesional llevan su firma. El arquitecto Ricardo Velázquez Bosco (1843 – 1923) fue una figura clave en el imaginario madrileño de los siglos XIX y XX. Este 2023 se cumplen 100 años de su fallecimiento y, para recordarle, el Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha un proyecto con el que devolver a la luz a este personaje histórico.
La primera chincheta del mapa del Madrid de Velázquez Bosco se sitúa en el Retiro. Allí se encuentran dos de las obras más emblemáticas del dibujante, arqueólogo y restaurador. El Palacio de Velázquez y el Palacio de Cristal fueron concebidos como pabellones de exposiciones. Ambos se inspiran en el Crystal Palace de Londres construido por Joseph Paxton en 1851, y tenían el mismo objetivo que la edificación británica
El Palacio de Velázquez fue construido entre 1881 y 1883 con motivo de la celebración de la Exposición Nacional de Minería, Artes Metalúrgicas, Cerámica, Cristalería y Aguas Minerales del 83. Como arquitecto de Fomento y docente de la Escuela de Arquitectura de Madrid, Velázquez Bosco fue el encargado de diseñar este edificio con bóvedas de hierro y cristal que permiten una iluminación natural. Fue construido con ladrillos recocho de Zaragoza, azulejos de la Real Fábrica de La Moncloa realizados por el ceramista Daniel Zuloaga y estructura de hierro calculada y proyectada por su colaborador el ingeniero y arquitecto Alberto de Palacio Elissague.
Su ‘hermano menor’ es el que suele llevarse el mayor protagonismo. El Palacio de Cristal, construido en 1887, es una estructura de metal y cristal. Su diseño inicial estaba planeado para un invernadero de plantas tropicales con motivo de la Exposición de Flora de las Islas Filipinas de ese año. El edificio, situado junto a un lago artificial y rodeado de castaños de indias, presenta una estructura de metal recubierta de grandes planchas de cristal, de nuevo con diseño y cálculo de su colaborador Alberto de Palacio Elissague, y cuenta con una decoración cerámica en pequeños frisos y remates obra del ceramista Daniel Zuloaga. El Palacio de Cristal, además de un bonito sitio donde hacerse fotos al atardecer, es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de hierro madrileña.
Actualmente ambos palacios mantienen en cierta medida aquella función para la que se construyeron. Son sede del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y acogen parte de su programación de exposiciones temporales.
Otra de las obras destacadas del arquitecto se encuentra también en los terrenos del entonces Palacio del Buen Retiro, en uno de los dos edificios que sobrevivieron a la destrucción de este real sitio. El Casón del Buen Retiro fue construido por Alonso Carbonel en 1637 como un espacio para salón de baile de la Corte de Felipe IV. A Velázquez Bosco le debemos la restauración de la fachada occidental tras el paso de un tornado por la capital en mayo de 1886.
La década del esplendor de Velázquez Bosco
La década del esplendor de Velázquez Bosco en el XIX fue, sin duda, la de los 80. En esos años, se le encargó diseñar un edificio para albergar un nuevo colegio para los alumnos sordomudos y ciegos, con mayor capacidad, mejores condiciones y adaptado a las nuevas corrientes pedagógicas. El lugar elegido fue un solar en el número 61 del Paseo de la Castellana, donde ya se encontraba una estructura levantada con la intención de que fuese el Instituto Libre de Enseñanza de Madrid. Fiel a su estilo y pese a que no disponía de espacios ajardinados como quería, Velázquez Bosco realizó un inmueble de gran vistosidad con fachada en ladrillo rojo, calada por una sucesión rítmicamente simétrica de vanos, con cornisas y molduras y un pórtico principal de acceso construido en piedra blanca.
De nuevo su función actual es un guiño a sus orígenes. Este edificio es la sede del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN), la principal institución docente militar de las Fuerzas Armadas.
También forma parte del Madrid de Ricardo Velázquez Bosco la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas de Madrid, edificada ente 1884 y 1893. De planta rectangular y dos pisos, su espacio está articulado en torno a un patio central cubierto. Como seña de identidad del arquitecto, el inmueble de la calle Ríos Rosas, 21 cuenta con un majestuoso pórtico de acceso en su fachada principal. También destacan del diseño los cuatro torreones abovedados de toque clásico que coronan las esquinas. Fue una de las obras en las que más tiempo invirtió y una de las más innovadoras al apostar por decoraciones de cerámicas en las portadas, ejecutadas por Daniel Zuloaga siguiendo los cartones del pintor Manuel Domínguez y del escultor Vicente Oms, y por el tragaluz de cristal y las estructuras de hierro del patio y la biblioteca.
Uno de los elementos en el Paisaje de la Luz que debemos a la firma de Velázquez Bosco es el Palacio de Fomento, en sus inicios sede del Ministerio del mismo nombre y actual sede del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (plaza de la Infanta Isabel, 1). Las obras se iniciaron en 1893 y duraron cuatro años. Declarado Bien de Interés Cultural, en la categoría de monumento en 1989, se trata de un edificio de planta rectangular, con dos patios interiores cubiertos entorno a los que se articula el espacio interior. La fachada sigue el estilo característico de Velázquez Bosco, con un pórtico de ocho columnas pareadas con friso culminado por un grupo escultórico alegórico del Progreso, formado por La Gloria y los Pegasos.
El grupo escultórico que se encuentra actualmente en el edificio es una copia en bronce. Las originales de mármol, realizadas por Agustín Querol en 1905, se encuentran actualmente en la glorieta de Cádiz y la plaza de Legazpi.
Uno de los últimos grandes encargos del Madrid de Velázquez Bosco fue la sede del Ministerio de Educación y Formación Profesional en el número 34 de la calle de Alcalá, construido entre los años 1917 y 1923. Destaca por su fachada con zócalo en piedra, donde se abren tres arcos de medio punto de entrada, sobre el que se levanta un cuerpo central recorrido por largas columnas jónicas, abarcando dos pisos, rematado por un frontón semicircular.
Las dos últimas localizaciones destacables son la casa-estudio del fotógrafo Jean Laurent, situado en el cruce entre la calle Granada y la calle Narciso Serra, y el Palacio Gamazo de la calle Génova, 26.
El primero, fruto de la amistad entre estas destacadas figuras culturales de la época, se construyó en 1884. Éste fue su primer encargo privado y en él aunaba una vivienda con un taller industrial. Realizado enteramente en ladrillo visto, sobre zócalo de piedra de sillería rematado por cornisas decoradas por ladrillos esmaltados o azulejos, recurso muy habitual del arquitecto. La casa-estudio de Jean Laurent expone ciertas similitudes con los pabellones para la Exposición de Minería de 1883. Ahora es la sede del CEIP Francisco de Quevedo.
Por otro lado, está el Palacio de Gamazo. De ese proyecto sólo se mantienen las fachadas, que fue realmente lo único que se proyectó en primera instancia en el año 1886. Se trata de una casa-palacio tradicional donde el arquitecto repite el esquema de fachada compuesto por zócalo en piedra y paramento de ladrillo visto. A pesar de tener incoado expediente de protección, fue parcialmente demolido en 1970. Salvado lo que restaba del edificio por un grupo de estudiantes de arquitectura, fue declarado monumento histórico-artístico de carácter nacional en 1978.
Velázquez Bosco, docente y maestro
Más desconocida es la carrera de Velázquez Bosco como profesor de la Escuela de Arquitectura, entre 1881 y 1923, y como director del centro desde 1910. Esta faceta docente le valió el reconocimiento póstumo como maestro de la mayoría de los arquitectos españoles del momento. Algunos de sus discípulos más notables fueron Antonio Palacios, Leopoldo Torres Balbás y Antonio Flórez.
Fuera del término de Madrid, el arquitecto fue el encargado de proyectar la Escuela de Ciegos y Sordomudos de Santiago de Compostela, la Columna conmemorativa del IV Centenario del Descubrimiento de América en Palos de la Frontera (Huelva), el Panteón de la Duquesa de Sevillano en Guadalajara, y el Gran Hotel de Boñar (León). Como restaurador trabajó en la Mezquita de Córdoba, la Catedral de León, el Monasterio de La Rábida (Palos de la Frontera) y realizó las primeras excavaciones a Medina Azahara (Córdoba).
Ricardo Velázquez Bosco fue representante de un estilo y un modo de entender la arquitectura basado en conceptos aparentemente opuestos. Con una visión ecléctica, sus obras mezclan el clasicismo, el historicismo, los patrones y recursos árabes con el empleo del hierro y el vidrio.