Iglesias: “Los medios de comunicación tienen que tener control público” | Politica – Sierra de Madrid

Pablo Iglesias.
Pablo Iglesias. BERNARDO PÉREZ

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, es partidario de una regulación de los medios de comunicación desde el poder público con el fin de «garantizar la libertad de prensa». «Los medios de comunicación, por lo menos una parte, tienen que tener mecanismos de control público», asegura el eurodiputado en el libro Conversación con Pablo Iglesias, del periodista Jacobo Rivero, elaborado después de las elecciones europeas y publicado ahora por la editorial Turpial.

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«Si el derecho a la información es un derecho democrático, la concentración de la propiedad es incompatible con ese derecho», sostiene Iglesias, que cree que «no puede ser que algo tan importante, y de interés público, imprescindible para la democracia, como son los medios de comunicación, esté solo en manos de multimillonarios».

El líder de Podemos desarrolla la idea a partir de una pregunta del periodista sobre la Ley de Comunicación aprobada en Ecuador en 2013 —apodada también como «Ley mordaza»— y de una declaración del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, en una entrevista en EL PAÍS. Decía Correa en este periódico: «El poder mediático es un poder. Entonces, todo poder necesita regulación social y eso se hace a través de leyes. ¿Dónde está el problema?». Iglesias opina, como Correa, que debe existir una regulación de los medios, porque «la gestión de la información no puede depender únicamente de hombres de negocios y su voluntad por permitir la libertad de expresión».

La debilidad de Podemos y los políticos a los que admira

E. G. DE BLAS

Pablo Iglesias deja en el libro otras reflexiones sobre él y sobre Podemos.

«Es obvio que yo soy de izquierdas», dice Iglesias, que cuenta que los políticos a los que más admira son Julio Anguita y Xosé Manuel Beiras.

La debilidad de Podemos, reconoce, tiene que ver con su dificultad para organizarse. «El hecho de apostar por un modelo asambleario, que quiere huir de los sistemas de delegación de los partidos clásicos, tiene muchas dificultades, hay que organizarse, y eso todavía es una debilidad», admite.

Iglesias arremete especialmente contra Felipe González, al que describe como «un hombre de negocios en América Latina. Es un millonario que asesora a Carlos Slim y a los multimillonarios del continente americano. Se aloja en hoteles de cinco estrellas y no tiene nada que ver con aquel Felipe González de 1979 que hablaba de la democracia del pueblo». «A Felipe no le gustan los pobres, los odia», señala también.

Sobre Venezuela, el líder de Podemos (la fundación relacionada con Podemos cobró 3,7 millones de euros de Chávez en diez años, según publicó este periódico) apunta: «Hay muchas cosas de Venezuela que a mí no me gustan, pero es tremendo que se le llame «dictadura» cuando todas las organizaciones internacionales que han seguido los procesos electorales de los últimos años en Venezuela señalan que gobierna quien ha elegido la población».

El eurodiputado no especifica de qué forma debería ser esa regulación, aunque precisa que por control público no quiere decir «necesariamente institucional, en el sentido de ser corriente de transmisión de las estructuras que gestiona la administración». A lo que añade: «¿Por qué no va a existir una regulación que garantice la libertad de prensa en el mejor sentido del término, sin condicionantes de empresas privadas o de la voluntad de partidos políticos? La sociedad civil tiene que verse reflejada con independencia y veracidad en los medios de comunicación».

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El libro contiene un capítulo dedicado a la comunicación —»La disputa de la comunicación», se titula—  y en él Pablo Iglesias desgrana parte de la estrategia comunicativa de Podemos, uno de los mayores éxitos de la marca electoral que logró en tiempo récord cinco escaños en el Parlamento Europeo. Empezando por la participación del profesor de Ciencias Políticas en las tertulias televisivas: «Lo que mucha gente no imaginaba es que nuestra intervención en los medios era una cosa muy reflexionada, no dependía de nosotros, pero llevábamos años preparándonos para eso», cuenta.

Iglesias opina que la gente «no milita en partidos políticos, la gente milita en los medios de comunicación. Una persona es de La Razón, de EL PAÍS, de la COPE o de la Cadena SER», arguye. Por eso, entre otras cosas, entiende que su presencia en los medios es más relevante que aparecer en otros foros. «Son mucho más importantes las tertulias en televisión que los debates en el Parlamento. Los debates en el Parlamento ya no los sigue nadie; además, son debates que son mentira, no debaten realmente, está todo pactado», defiende en el libro.

Su cargo de eurodiputado no le ha impedido seguir apareciendo en televisión, y se sorprende de que no se haya intentado limitar su presencia en algunos medios. «La atención mediática, además, es algo que adquiere vida propia, pero no me extrañaría que Rubalcaba o Rajoy hayan pensado en algún momento en un plan para quitarnos de las televisiones. Por eso no quieren discutir cara a cara conmigo, porque saben que pueden perder». Al final, concluye con una advertencia dirigida a sí mismo: «Tampoco hay que subestimar la necedad del adversario».



Fuente: Noticias más vistas | EL PAÍS

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