Ay, la burger. Ese jugoso, delicioso y atemporal bocado que nos ha salvado en épocas estudiantiles, domingos de resaca y momentos de antojo foodie cuando nuestro morro ya se había afinado por completo. Las hay con doble de carne o veganas, con cheddar o con queso de cabra, con algas o con cebolla caramelizada, con fideos asiáticos o con cualquier ingrediente extraño que nos venga a la cabeza. Sea como sea una cosa está clara: cuando el hambre aprieta ya no hay excusa barata que valga (y mucho menos en Madrid) para hincarle el diente a una hamburguesa de verdad. ¿Un sitio en el que hacerlo? La Puerta Amarilla, el llamativo local ubicado en el madrileño barrio de Las Letras (C/ Fúcar, 9). ¡Te lo contamos!
‘¿Dónde nos vemos?’, ‘¡A las 2 en la esquina de las puertas amarillas!’. No sería raro que esta conversación se haya repetido varias veces entre grupos de amigos que quedan para pasear por Las Letras. Y es que el local del que hablamos hoy hace honor a su nombre, literalmente. La Puerta Amarilla tiene las puertas pintadas de un amarillo bien chillón, y el error vendría en quedar ahí y no entrar a ver qué se cocina dentro. Y es que en este pequeño restaurante con mesas de madera, barriles, pizarras, taburetes y ambiente de barrio apetece pedirse una buena birra y probar cualquier plato de su carta.
Este espacio tiene una propuesta sencilla pero jugosa: burgers de autor, carnes y picoteo variado, perfectos para una comida o cena informal entre amigos y cerveza. Las influencias en su propuesta son variadas y encontraremos guiños de forma constante a otras culturas. Desde unos adictivos tequeños (los clásicos palitos empanados rellenos de queso) hasta una hamburguesa de estilo asiático o un corte de carne argentina. De punta a punta del globo y tiro porque me toca. Sin duda el sitio perfecto si nos acompañan paladares de gustos muy variados. No faltan las opciones veganas, ya sea en sus entrantes o en formato hamburguesa (como La Veggie, hecha con beyond meat, guacamole, rúcula, tomate y cebolla fresca).
Si, además de la burger o los cortes de carte, te apetece formar un menú completo con algún platillo para compartir, te aconsejamos las Gyozas rellenas de carne y verduras con salsa sweet chili, la Provoleta Fundida a base de queso provolone , la Torre de Nachos con guacamole, cheddar, crema agria, frijoles con carne y jalapeños, o uno de sus best seller: el Carpaccio de champiñón Portobello macerado con aceite trufado y piñones castellanos.
BURGERS DE WAGYÚ Y PAN DE CRISTAL
Para el plato fuerte podemos elegir alguna de las 14 burgers que completan su carta, y que van de la más sencilla a la más peculiar. Entre ellas La Amarilla, cuya receta incorpora plátano macho frito, queso Llanero rallado y Cheddar; la Cabra Cadabra, con queso de cabra, cebolla caramelizada y confitura casera de frutos rojos. Tiene numerosos fans La Burguesa, con crema de champiñones portobello, virutas de beicon, cebolla a la reducción de verdejo y nube de parmesano.
Pero sin duda las que más piden sus clientes son La Clásica (simple de Cheddar, tomate fresco y pepinillos) y La Trufada, elaborada con queso trufado y boletus. Si nos preguntas a nosotros hemos de admitir que nuestra favorita es La Japo, una sabrosa pieza de carne acompañada de wakame, ajo negro y mayonesa japonesa. ¿Un detalle? Huyen del típico pan con pepitas o del brioche: prefieren utilizar un rico y ligero pan de cristal para que la comida caiga menos pesada al cuerpo. Además, cada cierto tiempo hacen una competición de hamburguesas entre los miembros del equipo, de manera que en ese tiempo la carta incorpora tres nuevas burgers para que el público dedica cuál es la mejor.
Seguimos con una sección de carnes llena de clásicos como la Entraña de vaca gallega a la parrilla, el Lomo Alto de novillo argentino, el Solomillo de Cebón con salsa de trufa, el Pollo de Corral a la parrilla o su parrilla para dos, donde juegan con una buena selección de carnes, como el entrecot de ternera, el chorizo criollo o los contramuslos de pollo con cebolla y tomates a la parrilla. Todos los platos vienen con alguna guarnición, ya sea patatas fritas (en formato clásico o deluxe), salsas para mojar las piezas y un poco de pan.
Tampoco faltan los postres, donde sin duda triunfa el rollo americano. Desde su tarta de Queso con frutos rojos, dulce de leche o Nutella a elegir, a su explosiva Tarta de Oreo, su Pan de Elote (un postre mexicano a base de bizcocho de maíz templado con dulce de leche, helado de vainilla y canela en polvo), la Tarta Toblerone o la estrellita de la casa: ese Brownie caliente con helado de vainilla y sirope de chocolate. La guinda de una cena redonda y sin complicaciones, llena de conversaciones sencillas y risas entre amigos.
¡Valóralo!
Fuente: Madrid Diferente