En el mundo existen lugares que se prestan a diferentes sentimientos: algunos te desafían, otros te calman y unos pocos, como La Rioja, te abrazan. Hay una señora esperando para invitarte a probar sus patatas a la riojana, una artesanía que te revela secretos de tu propia memoria, o un paseo en bicicleta que te hace sentir una futura nostalgia. Ángeles de nieve, la magia del Monasterio de Suso y Yuso, en San Millán de la Cogolla, que estremece los sentidos; y emparrados que filtran la luz del sol para regalarte su propia canción, ‘komorebi’, lo llaman en Japón.
La Rioja es una matriarca, un abanico de sentimientos a experimentar a través de su gastronomía, cultura y tradición sea la estación que sea, desde las mejores cosechas hasta un invierno repleto de serendipias. ¿Cuántas horas de esquí quieres? Valdezcaray propone 24 pistas donde elegir, además de 2 itinerarios para perderse entre casi 23.000 km esquiables. Hay para todos los niveles pero, recuerda, cuando sientas frío La Rioja te abrazará antes de encender el fuego de la conciliación. Porque hay destinos que son casa, y unas pocas, tienen vistas a los picos nevados de la Sierra de la Demanda.
El invierno de La Rioja te quiere solo para él, pero a veces te comparte con otros ambientes: entre los pinchos y gastrobares de sus pueblos, el maridaje de vinos que acarician el alma y los seis restaurantes con estrella Michelín que atesora la comunidad: El Portal de Echaurren, Venta Moncalvillo, Ikaro, Kiro Sushi, Nublo y Ajonegro. Algunos les llaman templos de la gastronomía; otros, refugios donde viajar a las cocinas de nuestra infancia pero también del futuro. Son las respuestas que solo pueden brotar de personas ligadas a las raíces de la tierra, como sarmientos, llamadas “vino” a veces y “enoturismo” cuando llegas, sientes los pies en la uva y eres uno más en esta bodega.
Decíamos que algunos destinos te retan. No se lo digas a La Rioja o te pondrá a prueba entre sus espacios naturales, durante una sesión de rafting o una ruta de senderismo de 650 de itinerarios – o de mototurismo alrededor de los valles de Najerilla, Leza e Iregua-, nunca se sabe. Pero ante todo, también te deja tu espacio, te susurra los secretos de sus paisajes alpinos y te guía por las Rutas del Silencio de la Reserva de la Biosfera donde sucumbir a nuevos sonidos. Sea cual sea el mood, oxitocina o adrenalina, emoción o asombro, ella nunca te pierde de vista.
La Rioja también es ancestral, tanto, que aún conserva las más de 22.000 huellas de dinosaurio distribuidas por 22 municipios diferentes. Y como una madre, te impulsará a vivir tu propia fe e identidad a través del Camino de Santiago. “Mejor empieza por Logroño, o por Navarrete”, te recordará mientras desapareces al final del sendero. Y brotará una lágrima, como la primera vez que degustas unas pochas con codornices o una fritada. Como cuando el sol baña los viñedos y brotan colores que solo existen aquí. Porque te dirán que La Rioja es la provincia más pequeña pero, solo en sus abrazos, sientes su grandeza.
Fuente: Houdinis