Vente de ruta. Comienza por los museos al refugio del calor y acaba en El Retiro con dos enclaves que estás a tiempo de descubrir
¿Sabías que en el Paseo del Prado número 18, donde ahora se ubica la vetusta sede del Ministerio de Sanidad, había un palacio orientalista que despertaba pasiones y odios por partes iguales?
Y una adivinanza ¿qué estatua escondida entre otros dos dioses representa en su pedestal las cuatro estaciones del año?
El Retiro, la fuente de Cibeles o la Puerta de Alcalá son emblemas del Paisaje de la Luz conocidos dentro y fuera de Madrid. Por madrileños y foráneos. En Europa y en el mundo. Pero este Paisaje esconde otras joyas. Te desvelamos los siete secretos para que los descubras este verano. A tiro hecho y cuando aminore el calor.
Gioconda en el Prado
El genial Leonardo Da Vinci pintó a Lisa Gherardini, Mona Lisa, en 1503 y el retrato, propiedad del estado francés, cuelga de las paredes del Louvre desde finales del siglo XVIII. Pero… ¿sabías que en nuestra gran pinacoteca del Prado se custodia la otra Gioconda? Nuestra Mona Lisa estuvo expuesta mucho tiempo en el museo, pero se pensaba que era una copia tardía del S.XVIII por el fondo negro sobre el que se perfilaba. No fue hasta que 2011 y 2012 cuando con los trabajos de restauración descubrieron que esa capa oscura era un repintado posterior. Salió a la luz el paisaje exacto al lienzo original. La obra expuesta en el Prado se pintó en el taller de Leonardo a la vez que el gran maestro pintaba la del Louvre. ¡En algunos detalles se aprecia la mano del maestro que corregía al alumno! Acércate a un fresquito Museo del Prado y piérdete en esta “otra” Mona Lisa. Se aprecia el sfumato realista de Leonardo. ¿Dónde? En la Sala Renacimiento Italiano.
Rodin en el Thyssen
¿Quieres disfrutar de una obra de Rodin (sí, Rodin) en Madrid? Entonces acércate al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza. Te espera Cristo y la Magdalena del autor francés y fechado en 1905 con el que representaba su propia desdicha…
Se trata de la única obra conocida de Rodin que desarrolla una temática abiertamente religiosa. Ahora bien, varios elementos sugieren que en realidad es otra realidad:
- La Magdalena representa a su amor frustrado Camille Claudel.
- Paradojas de la vida, Rodin nunca quiso exponer esta escultura en ninguna de sus muestras…
- Recibió otros nombres: El Genio y la Piedad o Prometeo y una Oceánida.
Como curiosidad te contamos que para su realización Rodin recurrió al ensamblaje de dos esculturas previas.
Palacio Xifré
Sal del museo y acude al Paseo del Prado número 18. Lo que encontrarás es la vetusta sede del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social; pero lo que había en los años 50 era algo muy distinto. Un palacio de estilo orientalista llamado Palacio Xifré que pertenecía a una familia catalana que hizo fortuna en América. Su fachada de estilo neoarábigo con un destacado pórtico de entrada, mirador y cubierta volada escondía, en otros tiempos, elementos orientalizantes inspirados en los interiores de la Alhambra, la mezquita de Córdoba o el Alcazar de Sevilla. Los suelos se trajeron de Tetuán y a los elementos árabes se sumaban otros de China y Japón.
Una maravilla que quedó amortizada en partes: la fachada acabó en un hotel de Segovia, la escalera a Guadalajara. Sus ventanas están en la escuela de arquitectura de Madrid.
Tuvo sus fans y sus detractores a partes iguales. Así era. ¿Eres fan o ‘hater’?
La Fuente de Apolo
Sigue caminando por el paseo central del Prado, a la sombra de su cobertura verde, y entre Neptuno y Cibeles, queda injustamente eclipsado otro dios pagano del Salón del Prado. Apolo, el Dios del Sol rige las estaciones. Está plagado de detalles que puede que nunca te hayas percatado. Su cabeza gira hacia el este donde sale el sol y a sus pies están representadas las estaciones. Busca nuestra osa y su madroño. Están cerca.
No retires la mirada y sigue observando cerca de su pedestal. ¿Ves los dos medallones con rostros mitológicos? Uno es Circe, personaje de la Odisea amante de Ulises, y Medusa, la amante de Poseidón, nuestro Neptuno que está separado a solo a unos cuantos metros. Cosas del amor…
Cámaras acorazadas en el Banco de España
Guardan las reservas de oro del banco. Se terminaron de construir en 1935, poco antes de la Guerra Civil, y están a 35 metros de profundidad. Son las cámaras acorazadas del Banco de España que miden 2500 metros cuadrados y están construidas a base de hormigón armado y cemento fundido. “Durante su ejecución se canalizaron las aguas del subsuelo de los arroyos las Pascualas, que corre a lo largo del Paseo de la Castellana, y Oropesa, que baja por la calle Alcalá”, nos cuenta Pedro Ortega en ‘Crónicas del Madrid Secreto’. Pero hasta aquí podemos leer.
Abstenerse cacos. Su acceso está limitado por varias puertas acorazadas. La primera pesa unas 16 toneladas y media. Nunca se abre una puerta sin haber cerrado previamente la anterior. En el caso, en el que Alí Babá y los 40 ladrones lograsen acceder se accionaría una alarma que liberaría el agua subterránea. El foso de acceso a la cámara se inundaría. La cámara resulta más que secreta: inaccesible.
Así que conformémonos con la ficción. ‘La Caja de Papel’ o la cinta ‘Way Down’ -en las imágenes inferiores- recrean cómo sería un hipotético asalto. El robo que no fue.
Real Observatorio Astronómico
Dirige tus pasos a la calle Alfonso XII número 3 allí se levanta otro de los edificios construidos por Juan de Villanueva. Planta de cruz griega, un pórtico de seis columnas de orden corintio desde el que se accede a un gran salón central octogonal y un templete circular de orden jónico.
No es un templo clásico. Es el observatorio que completaba la zona dedicada a las ciencias y que cuenta con un telescopio réplica del de Herschel. El original lo usaron los franceses como polvorín. La madera de la estructura se usó para calentarse y el plomo del techo para hacer balas… Solo se salvaron los espejos que pueden contemplarse aún, un péndulo de Foucault e instrumentos de medida. Apúntate a la visita guiada. Merece la pena.
Monumento a Dante
Y sin salir del Retiro y acabando en él quizás no hayas visto nunca (o quizás sí) el monumento a Dante, un mural de bronce realizado por el artista italiano Angelo Biancini en 1968 por iniciativa de un grupo de industriales italianos que trabajaban en empresas españolas instaladas en su país.
No tuvo inauguración oficial. Para que este post sirva a modo homenaje te animamos a que te acerques. El relieve, que mide aproximadamente 5 metros de largo por 2,2 m de alto, se divide temáticamente en tres secciones. En el centro aparece la figura del escritor en altorrelieve. A la izquierda, cuatro ciudades unidas a su vida: Florencia, Rávena, Siena y Roma. A la derecha, representaciones de La Divina Comedia, su obra más conocida: Infierno, Purgatorio y Paraíso.
No podría tener una localización más adecuada. Se ubica en la puerta de Dante de los jardines del Buen Retiro.