Ortega y Gasset, más calidad ambiental y mejor movilidad para el peatón – Diario del Ayuntamiento de Madrid

Situada en el barrio de Salamanca, su origen se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, con el trazado del barrio impulsado por el marqués del mismo nombre

Su evolución de calle residencial a la arteria comercial que es hoy ha hecho ineludible su adaptación a las nuevas necesidades de movilidad, accesibilidad y sostenibilidad

La mejora de la movilidad, diferenciando la zona de tránsito de la estancial, y el aumento de la calidad ambiental con más árboles y mejor iluminación centran la remodelación

En pleno corazón del barrio de Salamanca, la calle de Ortega y Gasset discurre a lo largo de algo más de kilómetro y medio desde el paseo de la Castellana hasta el parque de María Eva Duarte de Perón, en la calle de Francisco Silvela. Si la recorremos sin desviarnos de nuestra trayectoria, podemos hacernos tratamientos estéticos, comprar productos de herbolario, hacer la compra de productos básicos, realizar gestiones bancarias, revisar nuestra salud dental y ocular, comprar vinos exclusivos, tés y productos gourmet o entrar en uno de los templos de la moda de alguna de las grandes firmas internacionales de alta costura presentes en la capital.

Su devenir en una de las calles más comerciales de la ciudad ha hecho necesaria su remodelación para adecuarla a las nuevas demandas. Repasamos aquí contigo su ayer y su hoy.

El barrio al que pertenece esta conocida calle madrileña tiene su origen en el proyecto urbanístico del siglo XIX impulsado por el Marqués de Salamanca e inspirado en las tendencias de la época de las principales ciudades europeas. Su nacimiento coincidió con la aprobación, por parte de Isabel II, del proyecto del ensanche de Madrid para hacer de la capital una ciudad más habitable y también, por qué no decirlo, más salubre.

Las primeras viviendas se levantaron entre los años 1863 y 1871 en la calle de Serrano, frente a la explanada que hoy acoge los Jardines del Descubrimiento de la plaza de Colón. Eran casas de clase media acomodada, con un máximo de cuatro plantas y un patio interior. En esta misma calle, junto con Goya, Claudio Coello y Villanueva, comenzó la urbanización de un barrio que pasó de estar en la periferia a ser el centro de la capital y que, de barrio residencial, fue evolucionando a zona comercial, sede de organismos oficiales o de entidades financieras.

Desde entonces, también la calle de Ortega y Gasset ha evolucionado hasta ser una de las principales arterias comerciales de nuestra ciudad. Un área con gran afluencia de tránsito peatonal, lo que requiere su adaptación a nuevas necesidades de movilidad y accesibilidad, así como una evolución en lo que respecta a la calidad ambiental.

 

Transitar y descansar en un espacio urbano de mayor calidad

Bajo dos premisas, mejor movilidad y mayor calidad ambiental se ha ejecutado la reciente reforma en el tramo que va desde el paseo de la Castellana a la plaza del Marqués de Salamanca, lo que supone prácticamente la mitad de la calle, unos 700 metros. Si has estado por allí recientemente, habrás notado que ahora es más cómodo pasear y también sentarse a descansar porque, además, las aceras cuentan con más arbolado. Si no has tenido la oportunidad de visitar esta zona, te contamos en qué ha consistido.

En primer lugar, la calle cuenta ahora con un itinerario peatonal bien definido mediante una plataforma pavimentada con grandes losas de granito contigua a las fachadas. Para dar continuidad y priorizar este itinerario para viandantes, cobran especial relevancia los pasos de peatones transversales, ahora hay más y están situados a nivel de las aceras para facilitar su tránsito.  Además, también hay baldosas podotáctiles para hacer más accesible el camino a quienes así lo necesitan. Si en lugar de a pie te desplazas en bicicleta, dispones de aparcamientos en los lugares más demandados.

El área estancial está delimitada por una doble alineación de arbolado bajo los cuales hay situados bancos de madera con respaldo y apoyabrazos, adaptados y accesibles. En la zona próxima al bordillo de la acera, los bancos son de granito y su función es doble, ya que, además de proporcionar asiento, permiten, junto a las jardineras, mejorar sensiblemente la seguridad de los bajos comerciales frente a posibles alunizajes.

Para mejorar la calidad ambiental y el paisaje urbano, la calle de Ortega y Gasset es ahora una vía con más árboles y con jardineras en la banda de la acera que limita con la calzada. En la zona de doble arbolado la pavimentación es de adoquín permeable. Este tipo de material contribuye a una gestión del agua más sostenible y a la reducción de la isla de calor.

También las luminarias van en sintonía con los criterios de crear un espacio urbano más sostenible y son de tecnología LED con sistemas de regulación. Además, generan una iluminación más homogénea, confortable y acorde con las características de la vía.

¿Sabías que hasta mediados del siglo XX esta calle se llamaba Lista?

La denominación de esta calle en honor al gran filósofo español tuvo lugar en el año 1955, fecha en la que falleció el eminente intelectual, autor, entre otras, de La rebelión de las masas. Anteriormente, fue conocida como calle de Lista, como homenaje al sacerdote Alberto Lista y Aragón, un polifacético intelectual, poeta, matemático y autor de La Gaceta del Gobierno, origen de lo que hoy día conocemos como Boletín Oficial del Estado. Actualmente, solo una de las paradas de metro madrileño situada en esta zona mantiene el nombre de Lista.

Como curiosidad, en el número 23 de la calle Ortega y Gasset vivió Francisco Silvela (1843-1905), ex presidente del Gobierno de España. Posteriormente, en este mismo lugar, fue construido el edificio conocido como Los Girasoles, referente de la arquitectura residencial de la última mitad del siglo XX y obra del arquitecto José Antonio Cordech.

Fuente: Diario del Ayuntamiento de Madrid

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