Pide un deseo, es Alentejo

Los astros cuentan también con sus propios lugares favoritos, como veraneantes cósmicos, efímeros. Esos escenarios que iluminan para terminar hinchando los bosques de luz, los cielos de estrellas y la tierra de promesas. Alentejo, sin duda, es uno de estos destinos. Lo dice su artesanía y la calidez de unos pueblos donde sucumbir al encanto de la mejor cocina alentejana, que aquí el concepto “de la tierra a la mesa” es más una religión que un simple concepto. Pero vayamos por partes. 

Recorrer esta región del sur de Portugal implica aproximarse a todos los secretos que nacen del diálogo entre el cielo y la tierra. Un baño de alcornoques durante la Ruta del Corcho hasta finalizar en el flamante Ecork, un hotel sostenible forrado de este icónico material en Évora, Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Y es que el Alentejo es caleidoscopio de una artesanía eterna: desde los tapices de Portalegre hasta las alfombras de Arraiolos, pasando por las mantas de Mértola, la alfarería de Redondo o sí, sus exquisito vinos de talha que aún se macera en ánforas, Imperio Romano style. Y qué me dices de ese queso, del aceite de oliva artesanal capaz de trasladarte a algún lugar perdido en la memoria. 

La gastronomía es otro de los apellidos del Alentejo y se despliega a partir de rutas enogastronómicas por lonjas, haciendas, bodegas o restaurantes donde podríamos quedarnos a vivir y fundirnos con la naturaleza todas las mañanas. Existe una latitud para cada sabor, un paladar para cada caricia gourmet: en Alvito destacan sus quesos de Serpa y los vinos que destilan las viñas de Vidigueira. En las tierras de Alqueva no puede faltar una visita al Do Esporão de Reguengos de Monsaraz, restaurante premiado con Estrella Michelín y primera Estrella Michelín Verde. Las compotas y repostería del Alentejo central, los talleres de setas del norte alentejano, o los guisos de anguila y feijoadas de bígaros que se sirven a lo largo del Alentejo litoral. Todo se prepara al ritmo de las estaciones, que aquí la tierra es agradecida y siempre brotan nuevas recompensas. 

Litoral Alentejo

El paisaje integrado resulta más superlativo en pueblos como Marvão, de calles estrechas donde brotan macetas como nubes de flores, su magnífico castillo – otra de las formas de viajar al pasado en Alentejo -, o casas encaladas donde podríamos quedarnos a teletrabajar para brindar con el mejor vino en el after work. Los ecos medievales junto al río Guadiana se apoderan de Mértola y sus vestigios islámicos; la muerte del río Mira en las playas de Odemira deja un legado de villas y rincones de ensueño. Y el 11-11, ese nuevo amuleto de los amantes de la astrología, se refleja cada 11 de noviembre en las fiestas en honor a San Martín en Golegã, meca del turismo ecuestre y sus jardines románticos, como un ensoñador poema que se lee con los pies.

Para cuando termines tu inmersión, te envolverá un aura diferente, lo percibirá la gente, los astros que se aproximan más y más. Podrás comprobarlo al contemplar los cielos del Alentejo, cuna de un astroturismo que se disfruta de tantas formas como anhelos. Galardonada con el Premio de Turismo Responsable en Europa 2022, la reserva de Dark Sky Alqueva se ha convertido en Destino Starlight y uno de los mejores enclaves por su trabajo al preservar el cielo nocturno y reinventar la actividad turística de la zona. En algún momento los cielos se llenan de líneas de puntos y tú pides un deseo. O quizás las estrellas te lo pidan a ti. El Alentejo es el lugar al que todos llegamos buscando la luz. 


Fuente: Houdinis

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