Todos deseamos que nos toque la lotería, pero, ¿y si eso supone la ruina económica? ¿Es verdad que los ganadores lo acaban perdiendo todo? Y si es así, ¿por qué?
Hoy analizo este fenómeno con datos en la mano, para ver qué nos enseña sobre finanzas personales.
¿Es verdad que los ganadores de lotería acaban arruinados?
Aunque parezca mentira, no todo lo que se lee en Internet es cierto. De hecho, es común encontrar por la red que el 70% de ganadores de lotería termina arruinado.
Sin embargo, eso es un mito.
La cifra se atribuye al NEFE estadounidense (National Endowment for Financial Education), pero este organismo lo ha desmentido.
¿Entonces es todo falso? En realidad, parece que no.
Otros datos sí demuestran que, aquellos que reciben una gran suma de dinero rápidamente (lotería o herencia, por ejemplo), pierden también rápidamente la mitad del dinero en gastos desorbitados o malas inversiones.
En Estados Unidos, las estadísticas corroboran que los ganadores de lotería son más proclives a declararse en quiebra, en un plazo de 3 a 5 años, que alguien al que no le toca nada.
Del mismo modo, otros estudios también demuestran que grandes sumas repentinas no evitan la ruina de los ganadores, sino que solamente la posponen.
Y luego están las historias de los ganadores que han deseado que no les tocara. Obviamente, son anécdotas y no podemos extraer conclusiones a partir de ellas, sin embargo, parece que una gran suma de dinero repentina puede ser, para muchos, el principio del fin.
Por qué ocurre este fenómeno y qué nos enseña sobre finanzas personales
Cada ganador es diferente, sin embargo, parece haber elementos comunes que explican por qué la lotería no es la respuesta a nuestros males económicos, sino todo lo contrario.
Falta de cultura financiera
No es un secreto que, según estudios en Inglaterra, Estados Unidos o Alemania, las personas que más juegan a la lotería tienen un nivel cultural y económico más bajo.
Como son más en proporción, es más probable que dicha lotería le toque a una persona de este estrato y, ¿qué ocurre? Que también suelen tener menor cultura financiera.
Eso significa que muchos no son conscientes de implicaciones como:
- Distinguir entre buenas y malas inversiones. Los ganadores suelen invertir en cosas que están de moda: inmobiliario en el pico de precio, NFTs o lo que sea que esté en boga. Mi brújula personal es que, cuando algo está en boca de todos, ya es tarde para invertir.
- Los posibles matices, como impuestos, que pueden distorsionar la percepción de cuanto dinero neto quedará.
- Los principios básicos de economía doméstica a seguir.
- No caer en la cuenta de que comprar algo caro, como una casa, exige luego un mantenimiento constante, también caro.
- Los sesgos cognitivos y trampas mentales que hacen que derrochemos más de la cuenta.
En definitiva, es muy probable que no se entienda cómo poner el dinero a trabajar para que genere más dinero. Además, se desconoce también el lado irracional de la psicología del dinero y ocurre lo siguiente.
Toma de decisiones económicas basadas en la emoción
La emoción es la enemiga de las finanzas y, en una situación de ganancia rápida de dinero, esas emociones lo inundan todo.
Por ejemplo, uno de los principales problemas de la lotería es que se multiplica el número de familiares y amigos… y todos tienen urgentes necesidades económicas o negocios «infalibles».
Enemistades, chantajes emocionales, malas inversiones en oportunidades «únicas»… Cederás demasiado y es probable que, si tú no sabes mucho de finanzas personales, los que te rodean tampoco sean muy buenos en eso.
Se ignora el fenómeno de la «contabilidad mental»
La contabilidad mental se refiere al valor que pones en el dinero, basándote en su origen y el uso que le darás. En la práctica, significa que la lotería la vemos como «dinero gratis», no ganado con esfuerzo.
Por eso, se suele gastar más en cosas innecesarias o lujosas, que en sanear créditos o realizar inversiones sensatas.
«Lo que fácil viene, fácil se va» es un refrán que, según el fenómeno psicológico de contabilidad mental, tiene sentido.
Se realizan, inevitablemente, gastos excesivos
Es probable que algunos conozcan el concepto de «Inflación de estilo de vida», o dicho de otro modo, que cuanto más ganas, más gastas.
Este fenómeno (ligado al concepto psicológico de adaptación hedonista, por el que nos acostumbramos enseguida a lo bueno y buscamos siempre más) se une a lo anterior y hace que muchos gasten demasiado innecesariamente en cuanto obtienen dinero.
Y como la fuente de la ganancia ha sido única y no constante, el pozo se seca.
Dejar el trabajo sin un plan alternativo
Es decir, abandonar la fuente habitual de ingresos sin haber calculado bien que ese premio no dura tanto como creemos y que la vida es demasiado cara, especialmente, si no sabes de finanzas.
Por todo esto, la pregunta es clara: ¿Es la ruina un destino inevitable de la lotería?
No, si se siguen algunos principios.
Qué podemos hacer para no perder el dinero de la lotería
La mejor guía es observar qué hicieron aquellos que, no solo conservaron la mayor parte del dinero de un premio, sino que, además, lo hicieron crecer.
No extrañará a los lectores veteranos de este blog que esas acciones coincidan con principios fundamentales de gestión financiera personal.
Encargar a los profesionales la gestión del dinero
Esos profesionales invertirán exentos de emoción y pondrán en marcha sistemas sólidos, basados en:
- Los objetivos que desee el cliente.
- Cuánto está dispuesto a arriesgar.
- Mitigación del riesgo, diversificando y sistematizando compras, ventas, etc., en mercados de valores e inversión.
Y si no nos ha tocado tanto como para ponerlo en manos de profesionales, debemos tomar nota de lo que hacen e imitarlo. Debemos aprender lo básico o, al menos, consultar una vez a un experto sobre qué hacer.
Al final, el antídoto es el mismo que para casi todo: cultura, educación y conocimiento.
Sistemas contra la emoción
Cualquiera que invierta sabe que los sistemas son clave, mediante establecimiento de stop-losses, principios sólidos, etc. Es decir, comportarse como máquinas frías con perspectiva de largo plazo, no como jugadores de casino arrastrados por el día a día.
Y si no se sabe de inversión, delegamos en alguien con solvencia demostrada, nada de gurús intradía prometiendo oro.
Objetivo y planes a largo plazo
Hasta que no se tiene claro lo que se quiere a largo plazo, y que entra en el presupuesto, no se emplea la mayor parte del dinero del premio, ni tomamos decisiones precipitadas (como no trabajar).
Frugalidad y límites
Es decir, mantener conscientemente un nivel de vida cómodo, pero sin derroches.
Sin disciplina, no me importa la cuantía del premio, la retorcida psicología del dinero nos arruinará.
Cuando te sientas en las clases de Economía, siempre hay un profesor que llama a la lotería «El impuesto de los tontos». Sin embargo, todo esto que hemos visto nos afecta a todos, lotería o no.
Por eso, conviene aprenderlo para el día a día y para esos momentos en los que un finiquito jugoso, un boleto o una herencia caen en el regazo.
Fuente: El Blog Salmón