“Hoy se enseña clase en la calle, hoy enseñamos civismo”, gritaba el pasado viernes, altavoz en mano, uno de los participantes en la manifestación ante la Hermandad del Refugio. Frente a él, decenas de personas llenaban la Corredera de San Pablo para pedir que la organización cristiana mantenga abierto su colegio, el Purísima Concepción, al menos durante un año más para no dejar sin alternativas a sus cerca de 250 alumnos.
El marido de Esperanza Aguirre prometió por carta retrasar un año el cierre del colegio que ahora clausurará su hermandad
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“Estamos recordando que la injusticia no puede disfrazarse de legalidad” añadía el hombre de altavoz, antes de pasárselo a una representante del Ampa: “Podrían escucharnos un poquito, se les debería caer la cara de vergüenza”, lamentaba la segunda mientras se lanzaban consignas con críticas a la Hermandad y apoyo a los profesores que también se quedarán en paro.
La Hermandad del Refugio tomó hace unas semanas una decisión inesperada: la de cerrar el colegio concertado que mantiene abierto en la calle Puebla desde el siglo XVIII y en el que estudian muchas familias con bajos recursos. La noticia, adelantada a principios de enero por Somos Malasaña, ha caído como un jarro de agua fría entre alumnos, madres y padres del Purísima. Más aún después de conocer que las promesas del actual presidente de la organización, Fernando Ramírez de Haro, quedaban en papel mojado a la vuelta de la Navidad: el marido de Esperanza Aguirre les había asegurado antes de irse de vacaciones que el colegio no se cerraría hasta al menos verano de 2024.
“Las familias no vamos a parar”, gritaban el pasado viernes durante la manifestación los alumnos, madres y padres del colegio Purísima Concepción, acompañados de profesores -cuyos puestos de trabajo también corren peligro- y también exalumnos que no quieren que desaparezca un centro escolar que solo ha permanecido cerrado dos veces: durante la Guerra de la Independencia y en la Guerra Civil. La manifestación comenzó en la puerta del colegio a las 16.30 y avanzó un rato después hacia las puertas de la Hermandad del Refugio, donde todas las tardes se forman las colas ante su comedor social. La protesta tenía permiso para desarrollarse y cortar la Corredera de San Pablo y la calle Puebla durante dos horas.
“Recibimos también el cariño de muchos vecinos del barrio”, explican días después de la protesta algunos de los participantes, recordando cómo muchos viandantes preguntaron el viernes el motivo de la marcha y se indignaron al conocer la próxima clausura.
Oferta de la Hermandad: traslado al Santa Isabel
Fuentes de las familias explican a Somos Malasaña que la Hermandad del Refugio ha propuesto que los alumnos ingresen en otro colegio concertado católico de la zona de Malasaña-Chueca, el Santa Isabel. El centro escolar, ubicado en la calle Hortaleza, se encuentra a unos 800 metros del Purísima Concepción.
Hace unos días las familias pudieron acudir a unas puertas abiertas organizadas en colaboración con la Hermandad del Refugio, a la que asistió el propio Conde de Bornos como presidente. Allí se aseguró que la organización religiosa estudiaba correr con los gastos de matriculación en este centro concertado, más caro que el Purísima Concepción, donde los gastos anuales son testimoniales por su vocación de servicio a familias necesitadas.
“Nos atendieron de la mejor forma, con cariño y disposición”, valora uno de los asistentes. Pero sigue habiendo puntos de conflicto a esta solución: por un lado, la obligatoriedad de vestir el uniforme oficial del colegio, que supone un gasto anual de 250 € por hijo. “Hay familias que tienen cuatro en el centro”, advierten. Y por otro lado, el caso de los alumnos que tienen demasiado lejos este lugar y prefieren el traslado a un sitio más cercano en el caso de que el cierre sea innegociable.
Las familias en protesta no quieren dejar abandonado al personal docente del Purísima Concepción, que se vería abocado al desempleo con el cierre. “Una de las cosas que nos motiva de defender el colegio es la calidad de nuestros profesores”, destacan. Por ello reclaman que se garantice la continuidad de los maestros en el Santa Isabel, respetando complementos como la antigüedad adquirida en el Purísima Concepción, en el que algunos profesionales llevan impartiendo clases desde hace tres décadas.
Otro tema es la continuidad del aula TEA, que tampoco está garantizada en el nuevo colegio, porque aunque están en la disposición de abrirla, dependen para ello de la autorización del gobierno regional.
En cualquier caso, el éxito de la protesta del viernes parece haber dado alas a las aspiraciones de las familias, que mantendrán una asamblea en los próximos días para decidir sus próximas acciones. De momento seguirán recogiendo firmas en Change, donde llevan recopiladas más de 3.300 reclamando que no se cierre el Purísima Concepción. “Hay el espíritu de seguir luchando”, advierten a Somos Malasaña.
Fuente: elDiario.es – Somos Malasaña