Tres consejos de inversión que no sueles oír por ahí

Parece que, cuando se trata de estirar todo lo posible nuestro dinero, no hay nada nuevo en lo que se refiere a inversión, especialmente, en bolsa. Los mismos consejos y estrategias se repiten una y otra vez, y con buen motivo en la mayoría de casos, ya que son los más sensatos.

Pero, como eso está muy visto, voy a hacer un pequeño ejercicio de ir a la contra, mostrando una serie de consejos de inversión que no se suelen escuchar por ahí, ya que no van en la línea habitual.

Eso sí, lo que vamos a ver se debe tomar solamente a título divulgativo e intelectual, de pensar un poco más allá de lo de siempre. Es cierto que todos tienen un sentido e incluso unos datos que los avalan, sin embargo, bajo ningún concepto representa asesoramiento de ninguna clase y ni siquiera yo los sigo casi nunca.

De hecho, soy muy aburrido y largoplacista en este tipo inversión, donde dicho aburrimiento suele ser amigo del resultado en el tiempo.

Mi objetivo también es mostrar que este juego no va de verdades absolutas, sino de matices y sutilezas cuya utilidad depende de la situación y el momento concretos. Los matices y sutilezas, eso que murió el día que nació Internet.

Empecemos con el primer consejo, sacrificando a la vaca sagrada de todo lo que te enseñan en Economía, Bolsa o negocios.

1. Olvídate de la diversificación, al menos, si quieres ganar para más que una cerveza

No diversificar lleva a mayor rentabilidad

Creo que casi todos aquí conocemos el consejo más básico de inversión, la diversificación, resumida en: «No pongas todos los huevos en la misma cesta». La lógica es sólida para eso, distribuye bien las inversiones, de modo que, si pierdes en algo, el resto compensen y no te vayas a pique con una posición arriesgada en pocos valores.

Ah, y no te olvides de poner un buen pellizco en unos aburridos bonos, ahora que vuelven los tipos de interés, o en esa empresa que lleva respirando desde 1800 y crece al 1% anual.

Buen consejo para no perder, pero resulta que no perder y ganar no son exactamente lo mismo en muchas ocasiones.

Olvidarse de la diversificación es la receta para ganar más por un sencillo motivo: cientos de años después, Pareto sigue teniendo razón. La mayoría de ganancias vienen de unos pocos valores en muchos casos y distribuir por todas partes es coger tu patrimonio y condenarlo a que la mayoría del mismo no aporte apenas nada, ni para bien, ni para mal.

Especialmente, si no tienes mucho capital para invertir, la diversificación es la receta para la languidez en el rendimiento.

¿Qué hacer entonces?

Una inversión concentrada en esos valores más rentables de los que Pareto estaría orgulloso, algo para lo que necesitamos un profundo conocimiento del mercado y la actividad en la que vamos a invertir.

Porque, claro, el meollo es detectar y tener claros dichos valores, ya que, como pasa con todos los consejos que sirven para algo, son mucho más fáciles en la teoría que en la práctica.

Inversores tan poco sospechosos de insensatez, como Warren Buffet y Charlie Munger, recomiendan abrir la ventana y lanzar por ella a la diversificación, a la que han calificado de muleta para compensar el desconocimiento o de «protección contra la ignorancia» respecto al mercado.

Dejo aquí una cita de Munger en 2005 que resume su punto de vista y el motivo del consejo:

Los inversores al estilo Berkshire tienden a estar menos diversificados que el resto. Los académicos han hecho un flaco favor a los inversores inteligentes al glorificar la idea de la diversificación. Porque creo que todo el concepto es literalmente casi una locura. Enfatiza el hecho de sentirse bien porque los resultados de sus inversiones no se apartan mucho de los resultados medios del mercado. Pero, ¿por qué te subirías a un carro así si alguien no te obliga con un látigo y una pistola?

Dicho esto, que es muy sensato, voy a proceder ahora a afirmar lo contrario.

2. No aprendas sobre el mercado, copia y ya está

Copiar Valores puede ser una buena estrategia de inversión

La premisa anterior está muy bien, pero algunos tenemos trabajos y vida, aunque no lo parezca, además de que resulta que todo es mucho más complejo de lo que parece a primera vista. Es decir, que para detectar esos pocos valores de antes de manera sistemática, hace falta más experiencia y conocimiento del que muchos creen.

Además, en este juego, siempre habrá quien sepa y gane mucho más que nosotros, igual que en el Salvaje Oeste siempre había un pistolero más rápido.

Por eso, no aprendas, es mucho mejor copiar a los mejores y ya está.

Algunas plataformas de inversión, de hecho, publicitan esta posibilidad, la de imitar los movimientos de inversores estrella que consiguen buenas rentabilidades.

Una vez más, hay mil matices que debatir y que no caben en el espacio que me dejan. Personalmente, alegaría unas cuantas cosas en contra, pero hoy hago de abogado del diablo y es cierto que algunos datos preliminares parecen apoyar que, como estrategia general, da mejores resultados que la media.

Eso sí, como en los valores concentrados del primer consejo, en este hay que elegir muy bien a quién se copia, que es el meollo de la cuestión.

O quizá, en lugar de hacer ese trabajo, el consejo insólito de inversión a seguir sería otro.

3. Invierte a ciegas y ya está, total, parece que nadie tiene ni idea

Monos y Expertos Bolsa, los primeros suelen ganar

He hablado de aprender a fondo, después de todo lo contrario y, ahora, me voy a cargar ambas cosas de un plumazo, diciendo que, quizá, un buen consejo de inversión poco habitual es que elijas los valores a ciegas.

Ya sabes, tirando un dardo, sacando una bola de bingo o con cualquier otro sistema aleatorio.

En 1973, el profesor Burton Malkiel, de la Universidad de Princeton, escribió en su libro A random walk down Wall Street que un mono a ciegas podía igualar en beneficios a los expertos a la hora de invertir en bolsa.

En 2013, Rob Arnott, CEO de Research Affiliates, demostró que se equivocaba, probando que los monos no igualaban a los expertos, sino que los superaban.

Para eso, realizó una prueba eligiendo aleatoriamente 100 portfolios con 30 acciones, de un universo total de 1.000 posibles valores.

Así, repitió este proceso cada año, nada menos que desde 1964 hasta 2010, y observó los resultados, replicando el azar de los «100 monos a ciegas».

La conclusión fue que, de media, 98 de las 100 carteras de los «monos» batieron en capitalización al mercado.

Curiosamente, no fue el primer experimento de este tipo. El Wall Street Journal también quiso saber si Malkiel tenía razón, e hizo algo parecido, comparando el rendimiento de «monos» (inversión aleatoria), amateurs y profesionales.

Tras 3 rondas de competición, entre 2000 y 2001, esta era la clasificación:

  1. Monos con +13,3 puntos.
  2. Expertos con +4,4 puntos.
  3. Amateurs: -81,22 puntos.

Descabellado, pero lo cierto es que también se han visto más resultados de ese estilo, o incluso una rentabilidad superior a la media usando criterios de decisión tan peregrinos como el Scrabble.

La explicación es puramente matemática en gran parte, no mágica, pero da mucho que pensar sobre expertos, sesgos en la aplicación del conocimiento y realidades. Tanto, que en un futuro artículo veremos en detalle por qué los monos son mejores inversores y, además, algo adicional sorprendente sobre los «expertos».

Obviamente, no debemos tomar esto como mandamientos escritos en piedra, ni siquiera como nuestra brújula, pero hay sabiduría encerrada en estos 3 consejos poco convencionales. Porque la vida es esa cuestión de aquellos matices y sutilezas de los que hablaba al principio, y la clave suele estar en los detalles.

Por eso, no hay consejos que funcionen siempre, sino líneas generales sensatas que deben ser ignoradas en ciertos momentos, una vez conozcamos y dominemos bien las reglas del juego.

Por ejemplo, también está el consejo de buy the dip o comprar durante el bajón de valor. Absolutamente no en muchos casos, porque puede que el valor no se recupere o dejes fondos atrapados en un invierno que no se acaba, que los viejos del lugar aún nos acordamos de los que compraban el dip interminable de Terra, por ejemplo.

Muchos no sabrán ni de qué hablo, tampoco se pierden nada.

Fuente: El Blog Salmón

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