Irene Caldevilla
Las ganas de innovar nunca se pierden. Sino que se lo digan a Juan Alcaide y Pablo Álvaro, quienes tras años al frente de Umiko, una de las barras de sushi más recomendadas en la ciudad, se adentran ahora en el mundo goloso junto al repostero Alejandro García. De esta acertada unión nace Umikobake, la pastelería japo-fusión con la que la pareja de chefs vuelve al que fuera el local del primer Umiko: en el número 18 de la calle Los Madrazo, a tan solo unos metros del actual restaurante. Así, la propuesta transmite la esencia y los valores rompedores en los que llevan años trabajando, pero esta vez con el dulce por bandera.
La masa, el sabor y el color son los grandes protagonistas de este nuevo y original proyecto, en el que los cocinero juegan a la fusión de la cocina japonesa con la pastelería europea y francesa. De esta forma, presentan una línea de productos artesanales que elaboran cada mañana en su obrador y que presentan al público como si del escaparate de una joyería se tratase. ¡Avisamos que es imposible apartar la vista!
La piedra angular de Umikobake es, por supuesto, el mochi, el dulce japonés más popular en nuestro país y cuya masa se elabora a base de mochigome, un pequeño grano de arroz glutinoso, agua y azúcar; esta después se rellena con diferentes ingredientes (en Japón, las más características son anko y membrillo). En Umikobake su tamaño es bastante mayor al que estamos acostumbrados y se presentan con una gran variedad de ingredientes, como praliné de avellanas, té verde con yuzu, frambuesa, chocolate, vainilla con caramelo salado, cookie o tarta de queso. Lo cierto es que, una vez estés frente al mostrador, te va a ser muy difícil escoger.
Pero este singular obrador quiere ir más allá del mochi y ha creado un original pastel que ofrecen de forma exclusiva en su café-pastelería: el umisan. Se trata de un cruasán cilíndrico elaborado con una masa hojaldrada hecha con harinas de Aragón y que ofrecen tanto con rellenos dulces como salados, para que podamos disfrutarlo en cualquier momento del día. Vas a querer repetir cada día pues la oferta de sabores está pensada para que nunca nos cansemos de ellos: tiramisú, té matcha, frambuesa, chocolate, canela o palomitas con crema de maíz.
La sala, cuya estética comparte muchas semejanzas con la zona de barra de Umiko, dispone de algunas mesas para que, además de los mochis y umisans, podamos tomar un café con alguna de sus tartas (vainilla con frutos del bosque, chocolate, carrot cake y cítricos), así como otros productos temporada ligados a las tradiciones madrileñas y ciertas épocas del año. Es el caso del panettone navideño y el roscón de Reyes con ralladura de yuzu y kougelho. Por supuesto, también existe la posibilidad de llevártelos a casa o pedirlos a domicilio.
¡Valóralo!
Fuente: Madrid Diferente