Las previsiones económicas de los diferentes organismos ofrecen un panorama cuanto menos difícil para los empresarios. La situación se antoja complicada cuando no existe unanimidad en los datos ni en la situación que ha llevado a ello.
En las últimas horas ha salido a la luz un conjunto de datos numéricos que no hacen más que complicar la situación. El panorama económico no termina de ser clarividente y las dudas recorren ahora a quienes gestionan las empresas.
Diferentes posturas sobre un mismo tema
El Fondo Monetario Internacional (FMI) comunicó mediante un informe que la actividad económica mundial está retrocediendo a pasos agigantados. No obstante, la economía mundial está haciendo frente a tres elementos importantes: la invasión de Rusia a Ucrania, el crecimiento del costo de la vida por la subida de la inflación y la desaceleración en China.
El FMI advierte que la salud de la economía mundial dependerá de la política monetaria que se aplique, el curso que tome la guerra en Ucrania y las dudas que conllevan todo lo relacionado con la pandemia. Previene que el crecimiento mundial se desacelerará desde el ya 6% de 2021 al 2,7% en 2023, como así marcan los indicadores anticipados. Desde 2001, afirma el FMI, es el perfil de crecimiento más flojo experimentado, sin valorar la fase más alta de la pandemia de Covid-19.
Por su parte, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha hecho público mediante su página web, la actualización de las previsiones de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) para 2022 y 2023. La AIReF ha estimado al alza el crecimiento de 2022, situándolo hasta en un 5,3%, y en una décima para 2023, colocándolo hasta el 1,6%.
En otra línea, el Banco Central Europeo (BCE) elevó sus previsiones de inflación para la zona euro, afirmando que el crecimiento de los precios se mantendrá por encima del 2% y haciéndolo extensible hasta 2025. Así se sitúa en un 6,3% para el presente año y en un 2,3% para 2025.
A raíz de las conclusiones extraídas de las diferentes instituciones consultadas, se llega a vaticinar que estamos ante una desaceleración económica sin precedentes. Los índices de la inflación podrían llegar hasta unos límites alarmantes, agravado más aún si cabe por el conflicto armado de Ucrania y las nuevas variantes del Covid-19. Lo más agravante es el hecho de que las previsiones no se esperan que mejoren de cara a los próximos dos años, siguiendo la recuperación una velocidad muy por debajo de lo esperado por los analistas bursátiles.
Las empresas deberán hacer frente a la inflación
En este panorama, la situación la padecen tanto los individuos como las empresas, que acusan las consecuencias de la inflación. Y es que, lejos de parecer algo que quede demasiado lejos, la inflación tiene unos efectos negativos sobre las empresas y la economía. El aumento de los costes de producción, las materias primas, alquileres, suministros varios o la gasolina desencadena en una reducción de los márgenes de beneficios.
La rentabilidad de los empresarios se ve muy reducida llegando a ser nula en algunos casos. El panorama no es para nada esperanzador ante los datos que se publican. Las empresas se ven abogadas a unas situaciones complejas y a la que deben hacer frente y dar soluciones. Deben subsistir con estos números y la tarea puede resultar ardua y de difícil arreglo para no salir perjudicados.
La tasa de inflación a la que se enfrentan las empresas oscila en el 6,8%, dato este que dificulta su rentabilidad y el enriquecimiento.
Combatir la inflación
La coyuntura económica es una de las más arduas en los últimos años y ello acarrea decisiones en materia de política para guiar la economía mundial a dejar atrás la inflación para poder entrar en un momento de crecimiento sostenible.
Para hacer frente a la situación, el FMI establece medidas con impacto inmediato, tales como recurrir a reformas estructurales que mejoren la productividad. Hablamos de una ayuda positiva, que irá ligada a una serie de medidas con resultados a mediano plazo. En este orden el FMI habla de algunas pautas a seguir para la resolución de la deuda y afirma que los sectores fiscales de algunos países tendrán tasas de interés al alza, lo que hará que se vean sometidos a importantes presiones.
Las políticas mundiales basadas en la cooperación serán esenciales para detener esta crisis, y en este sentido el FMI estará preparado para ayudar a esos países que atraviesen dificultades. Otra de esas medidas será la preparación para condiciones financieras internacionales mucho más restrictivas.
Los datos del déficit al descubierto
En lo referente al déficit, la AIReF empeora la previsión de las Administraciones Públicas hasta el 4,5% del PIB en 2022, situándola dos décimas por encima a la cifra publicada en la anterior ficha debido a la implementación de las medidas que fueron aprobadas. Señala igualmente que la reducción del déficit de los últimos meses se mantiene aunque se espera un empeoramiento de estas cifras.
Por su parte, el FMI ha sido más contundente y no muestra buenos resultados debido al desequilibrio de las cuentas públicas. Este organismo afirma que la deuda pública ascenderá al 4,4% frente al 3,9% del Ejecutivo.
Ante la amalgama de datos disparados el pensamiento se dirige a los empresarios, quienes deben paliar los números y continuar con su actividad económica. El FMI, el BCE o la AIReF reflejan una situación densa que no hace más que complicarles la realidad. Mientras tanto deben seguir al frente y hacer lo que mejor saben hacer, subsistir ante la adversidad y a los tiempos.
Fuente: El Blog Salmón