Siempre me pasa lo mismo cuando sé que tengo un viaje cerca; me entran esas ganas y esas mariposas en el estómago que no se pueden remediar. Mi último viaje a la Sierra de Cádiz y la serranía de Ronda, en Andalucía, ha sido un tsunami de emociones que me han hecho sentir como una adolescente otra vez.
Descubriendo la belleza oculta
Hacía tiempo que tenía esta zona pendiente, me habían hablado mucho de la belleza de sus paisajes naturales, pero lo que más me sorprendió no fueron estos en sí, que también, sino la historia que son capaces de contar todos sus rincones. No sabría cómo definirlo: es un poco como el duende del flamenco, versión naturaleza. Uno de esos lugares que tiene sabor, color, que son como pedacitos de cielo y te dan un pellizco en el alma… El caso es que la intención era aprovechar este viaje para tener un momento de relax y me propuse descubrir la parte más natural y oculta de Cádiz y Málaga, pero acabó siendo un sinfín de sensaciones que espero poder contaros bien.
El viaje empezó en el nacimiento del Genal, un lugar idílico para el postureo… (vaya, se acabó el relax), y es que no podrás resistirte a hacerte unas fotos con la pequeña cascada del río de fondo y el marco incomparable de la pequeña cueva que encuentras al llegar. Tranquilo, es solo para irse aclimatando hasta que desconectes del todo de tu vida urbanita. Después seguimos por el parque nacional de la Sierra de las Nieves; dos zonas con mucho encanto, donde puedes visitar el bosque de Pinsapar de Yunquera y hacer una pequeña excursión a la Cueva del Agua. Aviso: son zonas de rutas y senderos para los que es importante llevar un calzado adecuado, que nos cruzamos con algún improvisador que tuvo problemas (y llagas) para terminar la excursión.
La noche estrellada
Si has llegado hasta aquí, no puedes dejar de hacer un avistamiento del lugar con Astrolab. En la visita te cuentan historias y leyendas preciosas acerca del cielo y las constelaciones. Yo, que tengo pasión por la astronomía, me quedé con ganas de repetir. A menudo creo que nos iría mejor si miráramos más al cielo que al suelo, y ese momento me confirmó que estoy en lo cierto.
También visitamos el puente de la Ventilla, en Ronda, un lugar popular para ver las Perseidas. Sólo necesitas tus ganas y un poco de paciencia. El resto lo pone el firmamento, que a nosotros nos pilló generoso y fue maravilloso.
Seguimos la visita con parada en el observatorio astronómico del Torcal de Antequera, otro lugar mágico para observar la fantástica vista del cielo nocturno de Málaga. Eso sí, hay un formulario para inscribirse y si es con antelación, mejor. Que con los años voy aprendiendo que improvisar es divertido, pero organizar es triunfar.
Por cierto, no debemos olvidar que toda la Sierra de Cádiz está certificada como Destino Starlight por la calidad de sus cielos y que Tambor del Llano, alojamiento también acreditado, ofrece un amplio abanico de actividades para alzar la vista, y quizá elevar el espíritu, con el fin de alcanzar otras galaxias.
Diversidad natural
Pero no solo de astronomía vive el aventurero, así que la siguiente etapa la dedicamos a descubrir la historia arqueológica de la zona, visitando lugares como el yacimiento romano de Ocuri y la ciudad romana de Acinipo, pasando por el dolmen de Alberite y la cueva de la Pileta. Cada uno de estos sitios arqueológicos, cual sendero de migas de pan, te llevan a recorrer la historia, desde el Neolítico hasta la época romana, pasando por la edad del Cobre, la del Bronce y el impacto fenicio. Mano de santo para relativizar tus problemas de siglo XXI.
Sea cual sea el objetivo de tu viaje, no puedes pasar por alto la biodiversidad de la zona. Nosotros en concreto tuvimos la oportunidad de pasear y explorar el bosque de Cobre del Valle del Genal y el bosque de niebla de la Sauceda, dos lugares que inspiran e invitan a disfrutar del encanto natural de la región y a aprender más sobre la fauna y flora local. Es un auténtico placer para los sentidos pasearse por ese microclima y darse un baño de bosque, lleno de colores y de matices que te hacen olvidar el móvil y reconectar con tu yo más salvaje. Eso sí, para recordar que eres humano y te gusta alimentar el cuerpo además del alma, después de una ruta circular por la zona puedes parar a descansar y darte un homenaje en el restaurante del Castillo de Castellar, dentro de las murallas de Castellar de la Frontera.
Parque Natural de los Alcornocales, Cádiz
Siguiente parada: Los Barrios. Uno de los ecosistemas más privilegiados de la provincia de Cádiz es el parque natural de los Alcornocales. Prepárate para caminar entre bosques de laurisilva (esta vez optamos por una ruta en bici), formado por especies botánicas que parecen ancladas en un tiempo ya perdido. También puedes animarte a hacer una práctica acuática en piragua por el embalse del Barbate, que es la forma de ver ese tipo de fauna que acude al agua para saciar su sed. La verdad es que hay muchas más actividades que me hubiera gustado probar, como barranquismo en la garganta Verde, eso sí en Zahara de la Sierra, buceo o escalada, así que tendré que volver porque me he quedado con la espinita clavá.
En definitiva, si tú, como yo, eres de los que sienten la llamada de la naturaleza, estás estresado, necesitas desconectar o bajarte del asfalto para cargar pilas, esta es de esas rutas que no te puedes perder. A mí aún se me pone blandito el corazón si recuerdo las noches que pasé viendo estrellas y escuchando el susurro del silencio… porque Andalucía es mucho más que sol, playa y jaleo.
“Con la colaboración de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía. Cofinanciado con el Programa Operativo FEDER de Andalucía 2014-2020”.
Fuente: Houdinis