Cataluña ofrece un catálogo de experiencias gastronómicas para todos los gustos. Mi último viaje ha sido un auténtico regalo para los sentidos. Soy una persona apasionada por el vino y la gastronomía, así que blanco y en botella (he dicho apasionada, no experta), me lancé a explorar las experiencias enogastronómicas que existen en el territorio. Es muy fácil acceder a las opciones ya que están recogidas en un catálogo ideal para inspirarse de ideas y viajar a esta Cataluña Enogastronómica por descubrir.
Y es que el territorio me sorprendió de arriba abajo por el listado de opciones que presenta, es imposible que te dé tiempo a hacerlo todo, pero una pequeña cata de experiencias es suficiente para dejarte con ganas de repetir y volver con amigos, familiares, pareja… Te lo organizo en cuatro grandes bloques, para que no te pierdas nada, tal y como aparece en el catálogo de experiencias enogastronómicas:
¡Levanta la copa!
Encontramos más de 300 bodegas de vinos y cava para visitar y disfrutar con todos los sentidos. Desde pequeños viticultores hasta marcas reconocidas que nos hicieron descubrir el contexto histórico y social del enoturismo catalán.
Todas las experiencias se adaptan a parejas o grupos y tienes una gran variedad de opciones, desde desayuno de payés en una bodega, maridaje de quesos y vinos o incluso un paseo en bici y cata por los viñedos del Penedès. Es imposible quedarse corto. Nosotros nos decantamos por una ruta por Montserrat degustando el vino que acompañaba al menú de temporada, con visita al monasterio, la montaña y a una bodega, todo acompañado por un guía que te cuenta el origen, carácter y espíritu del vino.
La cocina catalana
Nos encontramos en una tierra de mar pero también de montaña y su cocina así lo demuestra. La cocina catalana es fruto de la autosuficiencia, de los productos de proximidad y de temporada y de una despensa que representa la diversidad de su paisaje.
Una tierra de contrastes, un clima privilegiado y una tradición milenaria alimentan la riqueza y la variedad de la cocina catalana. Nos adentramos en una gastronomía variada y sabrosa a través de deliciosas experiencias que van desde menús gourmet, hoteles gastronómicos o cenas con cata de vinos como la que decidimos poner en práctica, en la que contamos con un sommelier especialista que aderezó la velada con una actividad lúdica para aprender más sobre vinos. Nosotros salimos de allí sabiendo la diferencia entre cava y champagne, (no es tan obvio) y pudimos hacer preguntas que nos respondieron encantados. Una cena de degustación que se convirtió en mucho más.
Los artesanos del paisaje
La base del gran recetario que es Cataluña son sus artesanos agroalimentarios. Campesinos, ganaderos, agricultores y pescadores, entre otros, son los representantes de siglos de tradición que han transmitido su sabiduría de generación en generación. En nuestra aventura gastronómica pudimos descubrir su día a día y visitar sus explotaciones: una oportunidad única para descubrir de donde nace todo aquello que comemos y para llenar mi despensa comprando directamente al productor. Desde cualquier punto de Cataluña puedes acceder a la riqueza de sus productos autóctonos, una mezcla entre productos y paisajes de montaña en los que el tiempo se detiene. Si quieres sumergirte aún más en el disfrute del territorio, puedes encontrar diferentes rutas (de 3 días de media) por las diferentes comarcas y aprovechar la excursión para disfrutar de otros elementos culturales y arquitectónicos de la zona.
Las rutas del vino: caminos a la felicidad
No hay mejor forma de practicar el enoturismo que seguir alguna de las 9 rutas del vino que encontramos en el territorio. Cada una recorre una denominación de origen y durante el trayecto puedes disfrutar de actividades, visitar bodegas, descubrir la cultura y mucho más. La verdad es que es muy útil para empezar a descubrir el enoturismo. Para principiantes como nosotros nos fue de maravilla tener una guía para orientarnos y a la vez poder disfrutar del vino, los paisajes y el ocio a nuestro aire. Hay tantas opciones que no hay excusa para no experimentar.
Tras este viaje no me queda duda de que aún me queda mucho por aprender de vino y del territorio catalán. Seguiremos explorando el terreno hasta convertirnos en unos sommeliers de calidad. Os recomiendo hacer lo mismo, y quizás, algún día, nos encontremos entre viñedos.
Fuente: Houdinis