«Winter is coming». Sí, es una frase muy manida y que ya no tiene apenas gracia, pero es que es real. El invierno, aunque realmente el otoño, ya está a la vuelta de la esquina, y va a venir fuerte.
La inflación se situó en julio en el 10,8%, la cifra más elevada en 38 años, a pesar de la caída del precio de los carburantes, los precios parecen no tener techo. Y puede que esto solo sea el principio.
Los planes del Gobierno no surten efecto en los precios, todo es más caro, y encima tenemos sobre la mesa un posible corte del suministro energético por el tema de Rusia y el gas. Ya ha empezado el plan de ahorro energético y se espera que vengan medidas más duras que tener el aire acondicionado a 27º. Por lo tanto, lo peor está por llegar.
Y ante una situación que parece muy poco optimista, conviene estar preparado. Es muy posible que entremos en recesión, y eso conlleva una serie de cosas que harán que nuestra calidad de vida decaiga, si es que no lo ha hecho ya. Veamos de qué se trata.
Lo que está por venir
En primer lugar, y es algo que ya estamos sufriendo, los precios van a subir. Aunque es evidente que ya lo notamos (se calcula que la cesta de la compra se ha encarecido un 15%), puede ser todavía peor.
El precio del combustible ha bajado en los últimos días, pero se prevé que repunte justo cuando toque volver de las vacaciones. Y ese será solo el principio de un desencadenante de subidas de precios.
No solo lo notaremos al consumir; también en la mayoría de servicios: telefonía, hostelería, restauración, estética, viajes, transportes… Todo subirá o nos dará un peor servicio. La inflación afecta a todo.
Por otro lado, ante una subida de precios, que conllevará una contracción del consumo, tenemos la temida recesión. Menor actividad económica, ergo: crisis. Crisis que pueden sufrir muchas empresas ligadas al consumo, y eso significa que puede haber despidos. Sí, se prevé que las empresas tengan problemas para afrontar su día a día, teniendo que prescindir de algunos de sus empleados.
El paro ya subió en julio levemente, y aunque eso en principio tampoco debería ser para entrar en pánico, da una idea de cómo está el patio, puesto que el verano es cuando más contratos se hacen en España.
Otro tema importante: la vivienda. También subirá. Aunque los alquileres lo tienen más difícil por la nueva ley que los ha congelado varios años; las hipotecas sí van a subir con el incremento de tipos. De hecho, el boom de vivienda que hemos tenido en el último año está a punto de acabar.
Por lo tanto, vuelta a la casilla de salida. Parece que hemos retrocedido en el tiempo y volvemos a los tiempos de la crisis anterior, aunque salvando mucho las distancias. Esta no se prevé tan grave, pero está claro que va a afectar mucho a nuestra calidad de vida porque los precios han subido de forma muy notable. Cosa que nop pasó hace 10 años.
Así las cosas hay que prepararse para un otoño/invierno ‘calentito’ en lo que se refiere a la economía. Ahorrar va a costar, y además con sacrificios que habrá que hacer con el tema de la calefacción y demás.
Fuente: El Blog Salmón