Uganda, la perla de África

Cuando uno de los rastreadores de los gorilas de montaña me agarró del brazo y me susurró que no me moviese, entendí que la situación era delicada. Un enorme macho espalda plateada, el líder de la familia Nyakagezi, estaba pasando a centímetros de mí. Escuché sus pisadas. Observé como el negro pelo de su espalda se transformaba en un color plateado intenso. Y tuve que resistir la tentación de acariciarlo. Aparte de que podría haberle transmitido alguna enfermedad, creo que no habría reaccionado demasiado bien…

Había llegado a Uganda con el sueño de ver a los amenazados gorilas de montaña en los montes de Virunga. Pero decidí dejar esto para el final de viaje. Primero quería tener tiempo de descubrir algunos rincones de este país. Y entender por qué a Uganda se la conoce como la Perla de África.

Sabana Uganda

Empecé la ruta caminando entre los rinocerontes del Ziwa Rhino Sanctuary. Un proyecto en el que turismo y conservación se unen de la mano, para lograr que vuelva a haber rinocerontes salvajes en territorio ugandés. Seguí avanzando hacia el oeste, buscando las planicies infinitas de la sabana del Parque Nacional Murchison Falls. Allí tuve que enfrentarme a un ejército de moscas tse-tsé. Pero no me importó demasiado, acababa de ver a una preciosa leona junto a su cría. El colofón perfecto al primer día de safari del viaje.

Murchison Falls

La siguiente parada fue en el Parque Nacional Kibale. A base de apartar ramas y hacer equilibrios para no tropezar entre innumerables troncos y raíces, me adentré al interior del hábitat del chimpancé. No iba solo. Me acompañaban un guía del parque, una científica y tres rastreadores. Sin ellos, todavía seguiría allí buscando algún camino para regresar a la civilización.

Mientras nos íbamos acercando a los chimpancés, sus gritos resonaban cada vez más fuerte. Era estremecedor. Y un preludio de lo que sentí al cruzar mi camino con ellos. Difícilmente olvidaré su mirada o el movimiento de sus manos.

Chimpanze Uganda

Seguí avanzando hacia el sur, para volver a la emoción de los safaris. Busqué los emblemáticos leones trepadores del Parque Nacional Queen Elizabeth. Y no los encontré. Pero sí que pude deleitarme con un numeroso grupo de elefantes dándose un relajante baño en el Canal de Kazinga. No creo que haya muchas cosas más divertidas, tiernas y fascinantes que ver a estos enormes animales darse un chapuzón.

Elefantes canal de Kazinga

Con esto llegaba la etapa final de viaje. El momento estrella del recorrido por Uganda. Ver a los gorilas de montaña en el Parque Nacional Mgahinga. Justo en la frontera con Ruanda y la República Democrática del Congo.

En un grupo reducido de ocho personas, empezamos a subir los caminos que serpentean las laderas del extinto volcán Muhabura. Avanzábamos por los mismos senderos que usan los búfalos y elefantes salvajes. Por eso, dos rangers armados abrían y cerraban el montón. Sólo ellos eran realmente conscientes de los peligros que esconden estos bosques. Yo sólo podía pensar en si podría ver a los gorilas de montaña.

Gorila Uganda

Una hora más tarde, el grupo de rastreadores avisó al guía. Acababan de encontrar a los primates. Estaban muy cerca. Solo tenía que subir un pequeño pendiente y me encontraría junto ellos. Viviendo aquello que tanto había imaginado.

Para aquellos gorilas, yo solo fui un mzungu más que los admiró y fotografió incansablemente durante una corta hora. Lo que significaron ellos para mí, no puedo describirlo.


Fuente: Houdinis

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