Reconozco que mi opinión sobre los cabeceros de cama ha evolucionado con el paso del tiempo. El primer contacto con ellos fue cuando me casé y comencé a decorar mi primer hogar. Me dediqué a la búsqueda de uno tapizado a juego con la colcha (era lo que se llevaba en esa época). Hasta entonces era una pieza que me había pasado desapercibida.
Una vez instalado en su lugar, era evidente que el cabecero formaba parte del tándem protagonista de la habitación, la cama. Ahora bien, esa importancia conlleva una gran responsabilidad. Un cabecero tiene que ser perfecto para el look que buscas en tu cuarto…
La historia del cabecero
¿Sabes que ya había cabeceros en el Antiguo Egipto? Valía para proteger del frío. Y su historia continuó en la Antigua Grecia, en la Edad Media, durante la Revolución Industrial… La pieza distinguía las clases altas de las bajas y su diseño era señal de estatus. Esto demuestra que un cabecero era mucho más que una pieza de decoración….
Entonces, ¿para qué sirve un cabecero?
En primer lugar, el cabecero hace que no choquemos la cabeza contra la pared o el muro. Nos protege del frío de esa pared, evita que se caigan las almohadas… Obviedades. Pero ahora además, y dados los múltiples diseños de los cabeceros hoy en día, sus utilidades son muchas más.
Los cabeceros acolchados son perfectos para aquellas personas que son aficionadas a leer en la cama, resultan cómodos y te evitas una almohada extra. Los cabeceros que contienen baldas o estanterías son perfectos para poner algún adornito, para tener los libros que estás leyendo, para guardar el joyero, poner una bonita lámpara, el despertador, el Alexa… y todo ello sin necesidad de tener mesillas auxiliares. El cabecero hace las veces. Hoy en día, incluso, hay cabeceros con luces integradas que le dan ambiente al cuarto.
La elección de cabecero
Ahora viene lo complicado. La amplitud del catálogo actual es de tal calibre que elegir el perfecto para tu cuarto puede ser algo agotador. Para ello, lo primero que debes hacer es elegir una línea de diseño y centrarte en ella. Puede ser retro, boho, nórdico, estilo rústico, elegante, minimalista… Una vez centrados en ese diseño, ya acortamos opciones.
Los cabeceros pueden estar hechos en madera, pueden ser acolchados, de forja, tapizados, de fibra natural o, incluso, basados en alguna pieza de decoración a la que le tengas mucho cariño (deja volar tu imaginación).
Si el material ya lo tienes claro también, ahora tendrías que valorar el tamaño adecuado, que obviamente guarda relación con la cama que acompaña, la altura perfecta y buscar en tiendas especializadas.
Y cuando tengas todos estos aspectos claros, lo único que te queda es esperar a que llegue a casa e instalarlo de forma adecuada bien anclado a la pared para evitar problemas.
Hasta el Feng Shui nos habla de él
¿Conoces esta filosofía que busca nuestro bienestar en base a la distribución armónica de los elementos de una habitación? Pues también tiene algo que decir sobre el cabecero de la cama. Y es que para el Feng Shui, las camas tiene que tener obligatoriamente cabecero. Y es que el cabecero aporta protección y estabilidad. Busca una orientación norte si es posible y una pared sin espejos ni ventanas. Con eso ya lo tienes.
En definitiva, todos los caminos te conducen hacia un gran cabecero. ¡Disfrútalo!